Iglesia del Monasterio de Santa Paula de Sevilla
Iglesia del Monasterio de Santa Paula de Sevilla - RICHARD FORD

España, un país en la mochila de Richard Ford

La Academia de Bellas Artes reúne, en una exposición organizada junto con la Fundación Mapfre, 203 dibujos y acuarelas de su viaje por nuestro país entre 1830 y 1833

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Entre los siglos XVII y comienzos del XIX los jóvenes de familias con poder adquisitivo solían emprender el Grand Tour por Europa: una especie de formación artística y vital para ver (y vivir) mundo antes de casarse y tener hijos. Pero en el XIX se puso de moda otro tipo de viajero, más romántico, que, cuaderno y lápiz en mano, se pateaba los pueblos conociendo a sus gentes y sus costumbres. España fue uno de los destinos preferidos, especialmente Andalucía. Llegaban en busca de aventura y exotismo, atraídos por los bandoleros, los toreros y las gitanas. Fue el caso de los franceses Théophile Gautier, Victor Hugo o Prosper Mérimée, autor de uno de los grandes mitos hispanos, «Carmen». También el pintor Édouard Manet viajó a España en 1865-67 atraído por el Museo del Prado y Velázquez.

Hubo algún que otro norteamericano atrapado en el XIX por el embrujo de Granada. Como el hispanista Washington Irving, autor de «Cuentos de la Alhambra». Llegaron a nuestras tierras británicos como Lord Byron, que anduvo por los Pirineos, y el protagonista de esta historia, Richard Ford (1796-1858). Londinense de buena familia, nacido en Chelsea y educado en el Trinity College de Oxford, emprendió en 1817 viajes por media Europa. Nunca ejerció su profesión: abogado.

Manual para viajeros

A causa de la mala salud de su mujer, hija del conde de Essex, se trasladó con toda la familia al sur de España, por consejo médico, en busca del clima cálido. Entre 1830 y 1833 se instalaron en Sevilla y Granada, pero Ford aprovechó estos tres años para viajar por todo el país: de norte a sur y de este a oeste. Tiempo suficiente para escribir un «Manual para viajeros por España y lectores en casa», publicado en Londres en 1845 y considerado durante mucho tiempo una guía de referencia para los angloparlantes que querían conocer España.

Además, hizo del natural más de 500 apuntes a lápiz y tinta, así como acuarelas, de sus rutas por un país que le caló muy hondo, aunque nunca llegarían a ilustrar su célebre libro. Muchas de esas obras son inéditas. Siempre han estado en los álbumes familiares. Dos centenares de ellas salen ahora a la luz en una exposición en la Academia de Bellas Artes, organizada por esta institución y la Fundación Mapfre, que puede visitarse hasta el 1 de febrero de 2015. También se incluyen algunos dibujos hechos por su esposa, Harriet, quien, por cierto, tenía muy buena mano. Explica el comisario, Javier Rodríguez Barberán, que Ford hizo estos dibujos simplemente con la voluntad «de levantar acta de su periplo por España».

Se los llevó consigo en 1833 a su regreso a Inglaterra, como el mejor recuerdo de un país que amó tanto. «Son cuadernos repletos de minuciosas anotaciones, hojas sueltas de los más variados formatos, bocetos conviviendo con obras realmente elaboradas... –comenta el comisario–. Era un archivo personal, guardado con la voluntad de que pudiera ser útil más adelante, pero carente de otra pretensión que no fuera la de componer un diario completo de sus andanzas. Sólo algunos amigos se asomaron a ese espléndido repertorio iconográfico».

«Un curioso país»

«Los viajeros que aspiran a los romántico, lo poético, lo sentimental, lo artístico, lo antiguo, lo clásico, en una palabra a cualquier tema sublime y bello, encontrarán en el actual y el antiguo estado de España material suficiente si vagan con lápiz y cuaderno en ristre por este curioso país, que oscila entre Europa y África, entre la civilización y la barbarie». Son palabras de Richard Ford. Así nos veía en los años 30 del siglo XIX. Pese a ser sólo un mero aficionado al dibujo, y no tener una técnica muy depurada, estas obras constituyen, como antesala de la fotografía que poco después harían Clifford, Laurent y compañía, un espléndido álbum de la España decimonónica, de sus usos y costumbres, de sus fiestas y trajes, de sus monumentos y paisajes... Richard Ford centraba su curiosa mirada de inquieto viajero en las cosas más cotidianas.

Hoy España es una de las mecas del turismo mundial. Nuestro patrimonio histórico y artístico –y no solo el sol y las playas– atraen cada año a millones de visitantes. Pero hace más de 180 años pioneros como Richard Ford ya supieron ver –y contar y dibujar– los atractivos de este país.

Ver los comentarios