Helio líquido en una copa
Helio líquido en una copa - Wikimedia

Crean un sistema «portátil» para obtener helio líquido

El invento reduce el consumo de energía durante el proceso de elaboración en más de un 50%

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Un novedoso sistema creado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Zaragoza permitirá, al fin, ahorrar costes a la hora de obtener helio líquido. Y es que, mientras que hasta ahora era necesario disponer de una infraestructura industrial para convertir este material (básico para alimentar, por ejemplo, determinadas instalaciones de criogenia) de su estado gaseoso a líquido, este revolucionario método recién descubierto hará que sea posible fabricar licuefactores «portátiles».

De esta forma, y gracias a que será factible transformar el helio a pequeña escala, se podrá ahorrar una cantidad de energía total de más del 50% con respecto a las técnicas existentes en la actualidad. Este sistema, protegido mediante patente y licenciado por una empresa estadounidense, permitirá además que los laboratorios y los hospitales procesen esta sustancia en sus instalaciones criogénicas de forma autónoma.

Y es que, el método permite fabricar licuefactores del tamaño de electrodomésticos aptos para su uso y la manipulación en laboratorios, centros médicos y hospitalarios de todo el mundo. A su vez, su manejo no requiere personal experto o con experiencia previa en técnicas criogénicas.

«Usando principios termodinámicos hemos desarrollado un método para la licuefacción de helio muy eficiente, sencillo y original. Esta tecnología mejora la tasa de producción hasta un 70% mediante el empleo de una presión más alta durante el proceso. Además, permite ahorrar energía. Lo que antes tardábamos ocho días en conseguir ahora lo tenemos en cuatro», explica Conrado Rillo, del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón, centro mixto del CSIC y la Universidad de Zaragoza.

¿Para qué se usa el helio líquido?

Aunque pueda parecer que no tiene usos prácticos, el helio se usa en aparatos de todo el mundo. Los principales son los relacionados con la criogenia, aunque también se emplea en instalaciones o métodos como las resonancias magnéticas de imagen, en los magnetoencefalógrafos, en los aparatos de resonancia magnética nuclear y en los centros de física de bajas temperaturas. Y todo ello, considerando además que las reservas de esta sustancia son, a día de hoy, bastante bajas.