Rafael Vallejo, junto a José María Galán y Andrés Ayoso, esta mañana durante los preparativos del sorteo que se celebrará el lunes
Rafael Vallejo, junto a José María Galán y Andrés Ayoso, esta mañana durante los preparativos del sorteo que se celebrará el lunes
SORTEO DE NAVIDAD

Los guardianes chiclaneros de la suerte

Fluidmecánica Sur fue la responsable de realizar los bombos en el año 2006 y controlan que todo salga perfecto con su labor de mantenimiento y asistencia

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El azar y la suerte no son tan improvisados como parece. Son variables sujetas a multitud de condicionantes. Y si la suerte se retransmite en directo a millones de personas con la esperanza de cambiar su destino una mañana de diciembre, el azar es mejor reducirlo solo a la probabilidad de que la bola del número salga asociada al premio gordo. Y sino que se lo digan a Rafael Vallejo, responsable de proyectos de la empresa chiclanera Fluidmecánica Sur.

La institución, especializada en el sector naval y de defensa, ya fue la encargada de fabricar los nuevos bombos que Navidad tras Navidad, desde 2006, reparten premios a los hogares españoles. Pero son ellos también los encargados del mantenimiento, puesta a punto y asesoramiento en los días previos y en la misma jornada del 22 de diciembre.

Una labor casi anecdótica para una gran empresa como Fluidmecánica Sur, pero que se vive «con mucha ilusión y responsabilidad».

«Muchas personas y medios de comunicación están pendientes de que todo salga perfecto. Saber que somos nosotros los encargados de que eso sea así da mucha responsabilidad», explica Vallejo desde Madrid. 

Desde hace días, tanto él como José María Galán y Andrés Ayoso están en la capital española supervisando los preparativos del sorteo. Mientras habla por conversación telefónica, los bombos giran y giran. «Ese ruido que escuchas son las bolas en los bombos», aclara Vallejo. 

Estructuras realizadas con esqueleto de acero y recubrimiento de latón y bronce. Toda una labor de ingeniería que se realizó «partiendo del modelo original que tiene casi de un siglo», como reconoce Vallejo.

Fue el aumento de las bolas (de 66.000 a 100.000), lo que motivó que Loterías y Apuestas del Estado necesitara bombos nuevos. «Ya habíamos trabajado para el Ministerio de Defensa y fue así como nos encargaron este nuevo proyecto para Loterías», reconoce que fuera director del proyecto.

Para realizar los nuevos bombos, desmontaron el anterior pieza a pieza para dimensionar éstas al nuevo estándar de tamaño. Así fue como se crearon las nuevas piezas que, además, integran tecnología punta en el aparato motriz y el motor que las hace girar.

El resultado es el que hoy en día se ve en unos bombos de apariencia ingrávida pero que pesan hasta 800 kilos y que tienen 1.580 centímetros de diámetro.

Precisamente que ese engranaje de giro y que el mecanismo de salida de las bolas funcione a la perfección es lo que motiva la presencia de los tres trabajadores de Fluidmecánica en el Teatro Real. «Venimos asesorando desde el año 2006 y, de momento, gracias a Dios no ha ocurrido nada importante, esperemos que este año sea igual», avanza Vallejo. Sin embargo, sí reconoce haber vivido pequeños sustos en este tiempo como «muelles que se parten». 

De ahí la importancia la labor de mantenimiento y testeo previo. A eso se suma una limpieza en profundidad para que el bronce y el latón «luzcan ese dorado tan especial que se ve en la tele». Por si no fuera poco, un as más se guarda en la manga. «Hicimos dos copias de cada uno de los bombos por si hubiera algún fallo que obligara a sustituirlos de emergencia», reconoce Vallejo. Algo que nunca se ha producido pero para lo que están preparados los responsables de la empresa chiclanera. 

De esta mañana de lunes, Vallejo y los suyos están más pendientes que nunca de que todo salga a pedir de boca. «Este trabajo es un orgullo y una responsabilidad muy fuerte por la importancia que tiene para la sociedad española este sorteo», explica. Ellos, entre bambalinas serán como los guardianes de la suerte. Y, como no podía ser de otra forma, llevan décimo. «¿Qué que haría si sale mi número en el sorteo? –responde Vallejo entre risas– No lo sé, probablemente no me dé ni cuenta. Tan concentrado estoy en que todo salga bien que soy incapaz de estar pendiente ni a los números que salen».

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