El mal menor

El caos reina entre los independentistas que han ganado las elecciones pero que han perdido el plebiscito. Se presume que la partida no concluirá pronto, pero Cataluña, que cada vez más se parece a Italia, funciona porque su economía no sigue los pasos del procés. Al menos de momento. La patronal Fomento del Trabajo, sin dejar de reclamar que los puentes Madrid-Barcelona deben transitarse, ha salido al paso de algunos disparates con la defensa de que Artur Mas sea quien lidere el gobierno de la Generalitat. Porque las presidencias corales o rotatorias que defiende el ala más trotskista de la CUP son puras ocurrencias que comportarían que la máxima institución de Cataluña la ejercieran personas a tiempo parcial en un claro alegato a favor de los minijobs o los contratos basura.

¿Artur Mas se ha convertido en el mal menor? La economía necesita, sobre todo, estabilidad política, que es la base imprescindible para consolidar la todavía imperceptible recuperación económica para muchos ciudadanos. Joaquim Gay de Montellà, presidente de la patronal, ha abandonado la distancia que mantenía hasta ahora con el procés para afirmar ante los micrófonos del programa «Converses» de COPE que «no se puede pasar de la ilusión a la incertidumbre», y que la lista Junts pel Sí, en la que Mas iba cuarto, debe tomar las riendas y buscar un acuerdo con otros grupos. «Un país serio requiere mucha estabilidad», ha insistido.

Amancio López Seijas, presidente de Hotusa, el mayor grupo turístico de Cataluña, y de Exceltur, la patronal del sector turístico español, también ha recordado en una conferencia organizada por PwC que las empresas necesitan por encima de todo «estabilidad política y seguridad jurídica” y ha alertado de la amenaza de los movimientos populistas, alentados por una casta de “mantenidos” en el papel de indignados, ya que la mayoría de sus líderes son funcionarios, profesores universitarios o han vivido de las subvenciones. Para López Seijas, el momento es de «gran preocupación», pero no por ello cesa en la internacionalización de su cadena Eurostars, como atestigua la adquisición en Nápoles del emblemático y centenario Excelsior.

La tolerancia, que viene del latín tolerare (soportar, sufrir, sostener) conlleva permitir algún mal, siempre en atención a un bien superior o para evitar males mayores. La doctrina del mal menor proporciona así el mayor bien posible. Tomás de Aquino señaló que es propio del sabio permitir transgresiones menores para evitar las mayores, pero ese principio puede resultar paradójico si se torna en el viejo y ya conocido ceder para no perder, lema de todas las derrotas y de todas las capitulaciones.