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El empastre

Se puede establecer alguna suerte de analogía entre la Banda del Empastre y el independentismo

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Rafael Dutrús Zamora, “Llapisera”, fue un valenciano de Cheste, nacido en 1892, que ha pasado a la historia como creador del toreo bufo, también denominado “charlotada”. Los espectáculos de “Llapisera” se presentaban con banda de música –los Calderones- y diversos personajes cómicos –además de banderilleros y bailarines- como Charlot, el Bombero Torero, Laurelito, don Pepe o Aquilino. El nombre de la troupe obedece al caos de sus espectáculos: la Banda del Empastre.

Llegados aquí, ya adivinan ustedes la intención de estas líneas. Efectivamente, se puede establecer alguna suerte de analogía entre la Banda del Empastre y el independentismo. Hablemos de la lista binaria. Para empezar, unos personajes –cien años después reaparecen los calderones, los banderilleros, los espontáneos, los maletillas o los bailarines, en este caso de la política- siempre dispuestos a salir al ruedo a ganarse el sueldo distrayendo al personal.

De esa lista, sorprende – empastre genuino- que el número 1 sea el número 4 y que el número 1 –que dice que marchará si no gana- no sepa que el número 4 es el número 1. ¿Quizá el número 1 –rebelión a bordo- aspira a ser el número 1? ¿Por qué el número 1 de verdad sale a escena disfrazado de número 4? Menudo lío. ¿Miedo a dar el paseíllo en primera fila por temor a recibir pitidos del respetable antes de que propiamente hablando empiece el espectáculo? Venga, me pongo serio. De esta lista, nada resulta sorprendente. La lista o la maniobra de distracción de quien quiere seguir en el poder, se camufla y no está dispuesto a rendir cuentas de lo hecho, no hecho y deshecho. Por eso, Artur Mas cede “generosamente” el primer puesto a la sociedad civil (independentista). Por eso, en unas elecciones que pretenden ser plebiscitarias (?!) el independentismo no contará votos, sino los escaños obtenidos gracias a una ley electoral que le beneficia. “Llapisera” encontraría en todo ello un buen libreto para su espectáculo. Pero, la parodia de unos puede ser drama para muchos.

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