todo irá bien

La Barcelona chacha

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El tranvía de Barcelona es un transbordador de chachas y la Diagonal una de las avenidas más distinguidas de Europa. Ada Colau quiere por resentimiento social y odio de clase destrozarnos nuestra magnífico paseo, tan simbólico, tan de derechas y que tan bonito ha quedado tras las últimas obras.

El llamado Tram recoge por el norte al servicio del Baix Llobregat y por el sur al de los suburbios del Besòs. Domésticas, secretarias, operarios y gente de los oficios son el público habitual de este transporte que no tiene ningún sentido que reviente la Diagonal en su tramo más chic y comercial.

Sólo desde el resentimiento, sólo desde el revanchismo, sólo desde la izquierda prepolítica de arco y flechas se puede hacer pasar el tranvía por una avenida tan extraordinaria.

Es como hacer subir a la reina de Inglaterra por el ascensor del servicio. Ada Colau no ha venido a gobernar sino a vengarse. Que Mas le haya prestado su apoyo en este grotesco propósito certifica que la indigencia intelectual del president sólo es comparable a su gusto pésimo.

La ética viene de la estética y no al revés como los zafios quieren hacernos creer. Colau y Mas son el servicio de un país que intenta crecer suplicando sin éxito a su clase política que no se convierta en el primer enemigo de la creación de riqueza. Colau y Mas son la chacha que se ha venido arriba y que cuando los señores no están se tumba en sofá y se bebe el whisky.

La Diagonal es una línea divisoria, como Israel. La Diagonal es el biombo de la gente aseada y el servicio lo que tiene que hacer es ir a trabajar y no exhibirse como duquesas por las avenidas de la ciudad. Hay un orden. Y una jerarquía. Hay una Diagonal que vertebra moralmente Barcelona y las chachas que cojan el autobús si tienen que ir de aquí para allá.

Ada Colau y Mas quieren reducir Barcelona y Cataluña a sus łímites mentales, a sus complejos, a sus tics, a sus inseguridades. Llevan una chacha en el alma, y se les nota en cómo visten y en esa especie de gestos que hacen. Asoma un delantal en el fondo de su mirada. Su sintaxis es de "el 'siñor' no se encuentra" y sus ambiciones de vigilante de fin de semana.

Querer destruir la Diagonal con el ferry de las chachas es como silbar a un rey o impedir la construcción de un Four Seasons, símbolo igualmente de un mundo amable, brillante y magnánimo.

Hay una estética. Una sola. Y lo demás es barbarie.

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