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La cena de «Viridiana» y la pandilla del comicio

En este ambiente procesal en el que todos se miran unos a otros como en la cena de “Viridiana”, se echa a faltar alguien ingenioso de Podemos

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Un día se paran los relojes porque Artur Mas va a hablar del pasado (“he hecho”) y al siguiente se paralizan los relojes porque Artur Mas va a hablar del futuro (“voy a hacer”). No sé si sería ya más conveniente que el president saliera a la palestra, en vez de con esos trajes de “crudillo”, con uno de esos sayones al estilo de Rappel. Hoy, antes de que se nos pare a todos el reloj, veré de ponerlo en su modalidad de despertador para estar despierto y concentrado ante el inminente augurio, pues Artur Mas tiene previsto, salvo digresión o distracción en alguno de los múltiples detalles del “proceso” paralizador, contarle a la globalidad en qué va a consistir el futuro de Cataluña, y probablemente con su mejor voz gutural, casi tan buena como la de Francesc Homs, que parecen los sobrinos del Pato Donald.

Pero antes de que conozcamos el futuro los demás, se celebraron ayer dos de esas reuniones cruciales en la que luego siempre aparece una foto del pequeño Nicolás, la primera era algo así como del G-12, con todo el poderío pensante y convergente de nombres como Josep Rull, Irene Rigau, Francesc Homs, Jordi Turull, Xavier Trias…, como ven, todo un alarde; y en la segunda reunión, el alarde era ya casi jactancia, con Oriol Junqueras, Carme Forcadell, Muriel Casals y Josep Maria Vila d’Abadal…, además del “washapp” de Artur Mas, siempre una presencia estimulante para señalar la flechilla del proceso a los que tienen brújula.

En fin, en este ambiente procesal en el que todos se miran unos a otros como en la cena de “Viridiana”, se echa a faltar alguien ingenioso de Podemos, o aledaños, como la sevillana Begoña Gutiérrez, probablemente también politóloga, que plantea prohibir la Semana Santa en Sevilla… Aquí, podría ser Ada Colau y su marca llamada Guanyem la que ensayara una ocurrencia que nos saque del muermo de la pandilla del comicio con una propuesta de similar altura social e intelectual, no sé, algo así como un referéndum en el que los ciudadanos y por supuesto ciudadanas decidieran la prohibición de untar el tomate en el pan, o cambiar lo del libro y la rosa por un disco de Lluis Llach y un calçot, o una ligera variación en el himno del Barça: “tot el camp es un flan”, ahora que Messi es más listo de lo que parecía.

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