CÁDIZ CF

Urgencias en el Cádiz CF

Las prisas por conseguir el ascenso a Segunda marcan el calendario de un equipo irregular

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Andrés Sánchez en un partido con el Cádiz CF
Andrés Sánchez en un partido con el Cádiz CF

Mediante un penalti inventado por el árbitro, un gol de córner y otro en fuero de juego, solventaba el Cádiz CF su compromiso liguero el pasado sábado frente al Marbella. Victoria que permite continuar en los puestos de cabeza y hasta mantener viva la ilusión de arrebatar en algún momento el liderato al Real Murcia. Pero el pobre juego desplegado por el equipo convierte tal pretensión en lejanísima utopía, hasta el punto de que mucho tendría que mejorar el deficiente nivel ofrecido por la mayoría de lo componentes del plantel para que esa llama de esperanza no se diluya de inmediato.

Contemplados ya casi todos los nuevos elementos que integran el enorme contingente del refuerzo invernal, se puede concluir que el nivel de lo llegado no supera, ni con mucho, al que alegremente se fue.

Con el agravante, además, de que las nuevas incorporaciones necesitan su obligado periodo de adaptación, su tiempo para coger la forma y, en la mayoría de los casos, su tiempo añadido para superar las casi inevitables lesiones musculares. Por lo que se puede concluir que existía la intención premeditada de cambiar totalmente la plantilla. Sólo así sería posible explicar cómo, de un equipo que rozó el ascenso hace sólo seis meses, únicamente permanezcan en él tres integrantes: Servando, Andrés y Mantecón.

Extraña circunstancia que se viene repitiendo las últimas temporadas, con lo que el armazón del equipo, su estructura y estilo de juego quedan bruscamente modificados por los convulsos vaivenes de masivas entradas y salidas. A ello puede contribuir también la propia idiosincrasia de la afición cadista, pródiga en halagos con el recién llegado y hostil y desdeñosa cuando éste baja algo su rendimiento.

Así resulta imposible mantener un bloque, una columna vertebral duradera que se asiente y otorgue consistencia al sistema que se pretenda. Las prisas y las urgencias por conseguir el ascenso pueden ser la causa de ello, pero creo que se trata de un grave error de planteamiento, en el que los árboles de la inmediatez parecen que no dejan vislumbrar el bosque de la acertada planificación y de la cordura.

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