MUNDO

Una oportunidad de revancha para unas milicias que combaten unidas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El 14 de noviembre de 2012, un avión no tripulado israelí terminó con la vida de Ahmed al-Jabari, entonces líder del brazo militar de Hamás. Aquel asesinato marcó el inicio de una ofensiva que las autoridades hebreas bautizaron como 'Escudo defensivo' y que duró ocho días. El 22 de noviembre se firmó un alto el fuego y Hamás declaró aquella jornada «fiesta nacional» por lo que consideró como «gran victoria» en el objetivo de la unidad entre facciones armadas frente al enemigo común israelí, que no se atrevió en aquel momento a dar el paso de la invasión terrestre. El papel mediador de Mohamed Mursi, entonces presidente de Egipto, resultó clave para detener las hostilidades.

Mursi, derrocado hace un año por un golpe militar, ya no está. Y en vez de Al-Jabari, como detonante de la crisis aparece el secuestro y asesinato de los tres estudiantes colonos en Hebrón, pero Israel se enfrenta a las mismas milicias que en 2012 dejaron a un lado las diferencias internas para trabajar de forma conjunta. Hamás y Yihad Islámica tuvieron «por primera un centro de mando conjunto», según milicianos entrevistados en Gaza pocos días después del alto el fuego.

Sin lanzadera

Pese al distanciamiento entre Hamás y su patrocinador Irán por el curso que sigue la guerra en Siria (los palestinos están a favor de la oposición armada mientras la república islámica ofrece un respaldo sin fisuras a Bashar el-Asad), parece que el apoyo iraní continúa firme en Gaza y las dos milicias cuentan con misiles Fajr 3 y 5. Además del tipo de proyectil, la forma de dispararlo también muestra un gran avance, porque los milicianos ya no tienen que estar físicamente en la lanzadera y usan sistemas de disparo a distancia. Esta nueva modalidad de lanzamiento de cohetes por control remoto, la puesta en marcha de un sistema de comunicación interna -similar al empleado por Hezbolá en la guerra de 2006 y alejado de las líneas de telefonía regulares- y la mejora en el servicio de Inteligencia fueron las tres claves para explicar las pocas bajas sufridas por unas milicias que vuelven a tener la oportunidad de desplegar todo su arsenal.