Las rachas de viento huracanado, de hasta 250 kilómetros por hora, destrozaron casas y mobiliario urbano en Naha. :: REUTERS Jóvenes se protegen de la lluvia en la capital de Okinawa. :: REUTERS
MUNDO

Japón revive el fantasma de Fukushima

El supertifón 'Neoguri' deja al menos dos muertos y miles de evacuados en su devastador camino hacia el norte del país

TOKIO. Actualizado: Guardar
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«Es una situación excepcional, con un peligro potencial enorme y queremos que la población esté en un lugar seguro y siga las instrucciones de las autoridades locales». La alerta por la llegada del supertifón 'Neoguri' al sur de las islas de Japón era máxima -morada- y lo último que quería el Gobierno nipón era revivir una catástrofe como la de Fukushima. La prefectura de Okinawa -a 1.600 kilómetros al suroeste de Tokio- se blindó ayer para hacer frente a un vendaval que barrió la región con menos intensidad de la esperada, pero con la suficiente fuerza como para dejar sin suministro eléctrico a casi 100.000 hogares, obligar a cancelar todos los vuelos y cerrar la persiana de comercios, empresas y colegios como medida de precaución. «No tenemos agua ni luz, pero el gas sigue funcionando», se consolaba Takura Ogawa, vecino de la ciudad de Chatan, en el centro de la prefectura.

También se ordenó la evacuación de casi 600.000 personas en las zonas más expuestas a los embistes del vendaval, aunque apenas unos centenares siguieron los consejos de las autoridades regionales y se refugiaron en los centros municipales más cercanos, según informó la agencia de noticias Jinji. Las imágenes emitidas por el canal NHK mostraban calles y autopistas desiertas, centenares de árboles caídos y estructuras desvencijadas por las rachas de viento, que azotaron con fuerza la región, una de las más turísticas del país. Los propios reporteros de la televisión nipona tenían verdaderos problemas para mantenerse en pie durantes las conexiones en directo.

'Neoguri' -mapache, en coreano- dejó a su paso por Okinawa decenas de heridos y al menos dos muertos, un hombre de 81 años y otro de 62, que fallecieron al caerse del barco en el que faenaban por el fuerte oleaje que levantó el tifón, el octavo de la temporada en el Pacífico. Una de las principales preocupaciones de las autoridades niponas es que el tornado, que llegó a tener un diámetro de varios centenares de kilómetros en su punto álgido, alcance alguna de las dos plantas nucleares de la isla de Kyushu, la tercera más grande del país, donde ayer ya se registraban fuertes lluvias. Pese a que ninguna de las centrales atómicas que salpican el país está en activo, el fantasma de Fukushima -situada justo en la otra punta del país- está muy presente entre los japoneses.

Olas gigantescas

Con vientos de más de 250 kilómetros por hora, olas gigantescas de hasta catorce metros y lluvias torrenciales, el tifón avanza lento por la cadena insular de Okinawa hacia el norte del país, donde empezarán a sentir sus efectos a lo largo de la semana. Los meteorólogos nipones confían en que 'Neoguri' se transforme en depresión antes de alcanzar la isla central de Honshu, donde se encuentran las principales ciudades del país como Tokio y Osaka.

Pese a los pronósticos, las autoridades no quieren que los ciudadanos bajen la guardia. «La gente debe tener la mayor de las precauciones», insistía ayer el secretario de Estado a cargo de la gestión de desastres, Keiji Furuya.