Comerciante, invierta en Cádiz

En el manual básico del emprendedor hay un lema grabado a fuego: 'quien no arriesga, no gana'. Los emprendedores, es cierto, que tienen que sortear no pocos obstáculos y que la crisis económica se ha cebado especialmente con el comercio tradicional. Pero cuando llegan las oportunidades, aquellos que triunfan en los negocios son los que saben identificarlas rápidamente y no las pierden. Cádiz está teniendo una de esas oportunidades únicas con el turismo de cruceros, que está posibilitando que miles de visitantes desembarquen en un sólo día a los pies del casco antiguo. Cualquier empresario de éxito que empezó desde cualquier remota esquina, con su pequeño negocio, coincidirá en que sea domingo, festivo o jornada de resaca, la baraja de la tienda tiene que estar abierta cuando ese maná potencial de clientes pasa por delante de la puerta.

Los emprendedores lo saben mejor que nadie, que sus inversiones comienzan a dar fruto cuando se instala una tendencia; se crea una marca, una relación invisible de dependencia entre cliente y empresario. Y eso no llega ni a la primera ni a la segunda, ni tampoco a la tercera que se abre un domingo a la espera de hacer una buena caja que justifique ese día de trabajo.

Sólo cuando al turista se le acostumbre a que Cádiz es una ciudad de profundo sentido comercial, llegarán los beneficios reales. Y esa inversión que usted está haciendo, señor comerciante, con tanto esfuerzo no sólo repercute en su negocio; también está trabajando por una ciudad que se resiste a que la den por muerta.