Hombres con uniformes militares vigilan un buque de la Armada ucraniana en Sebastopol. :: ZURAB KURTSIKIDZE / EFE
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Crimea sufre la ira de los radicales

Grupos prorrusos cercan al enviado de la ONU y lo obligan a abandonar la península, donde crece la agresividad de los comandos paramilitares

SEBASTOPOL. Actualizado: Guardar
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Los grupos de autodefensa prorrusos en Crimea están demostrando una agresividad que va en aumento, pese a que tienen la península bajo su total control y el apoyo de las tropas rusas. El enviado de la ONU, el holandés Robert Serry, fue ayer conminado por estos radicales a partir hacia el aeropuerto y a tomar el primer vuelo hacia el extranjero. Mientras, la televisión tártara ATR se atrinchera a la espera de que les cierren las emisiones o les envíen un contingente de paramilitares para destrozarles los estudios.

Aunque el subsecretario general de la ONU, Jan Eliasson, aseguró ayer desde Nueva York que Serry sufrió solamente amenazas pero no fue retenido, testigos presenciales aseguran que un grupo de hombres armados trataron de capturarle cuando iba en un vehículo, a fin de llevarle al aeropuerto y obligarle a punta de pistola a abandonar el país. El emisario de la ONU logró huir y esconderse en una cafetería en la calle Rosa Luxemburgo de Simferópol, en donde tuvo que permanecer durante una media hora hasta que sus perseguidores, que le esperaban en la puerta, se fueron. Sin embargo, su traductor, Vadim Kastelli, aseguró que Serry finalmente tuvo que ser escoltado por fuerzas de seguridad hasta el aeropuerto, donde tomó un vuelo a Estambul. Serry era el primer funcionario de Naciones Unidas en llegar a Crimea tras el comienzo de la actual crisis.

En Simferópol se encuentra además una delegación de 37 observadores militares de la OSCE, pertenecientes a 19 países, con el objetivo de visitar los cuarteles del Ejército ucraniano y comprobar si es o no verdad que están bloqueados por fuerzas rusas. Un centenar de manifestantes prorrusos se concentraron ayer frente al lugar en donde los observadores de la OSCE han instalado su estado mayor. Los congregados profirieron gritos contra los recién llegados y pronunciaron repetidamente «Rusia, Rusia». Trataron también de rodear el edificio para impedir que puedan salir a la calle. Esta delegación tiene previsto permanecer en Crimea hasta el próximo día 12.

Mientras tanto, entre los tártaros crece la inquietud. «Los tártaros hemos decidido no contribuir al aumento de la tensión evitando participar en manifestaciones, pero, si tratan de arrebatarnos nuestro canal, 400 hombres de nuestros grupos de autodefensa vendrán a defendernos», asegura Aider Muradosílov, director de la cadena de televisión tártara de Crimea ATR. El nuevo jefe del Gobierno de la península, Serguéi Aksiónov, les ha lanzado una advertencia y temen algún tipo de medida de fuerza. «Esta semana recibimos de Aksiónov, al igual que el resto de los medios de comunicación de Crimea, una nota instándonos a no tergiversar, según el significado que ellos dan a este término, las informaciones que difundimos. El que no se supedite a esta directiva tendrá que dejar de emitir».

Imágenes falsas

La comunidad tártara de Crimea, de religión musulmana prácticamente en su totalidad, creó con sus propios recursos una especie de holding mediático que incluye, además de la ATR, otro canal infantil, dos emisoras de radio y una página web (www.atr.ua). «Emitimos en tártaro fundamentalmente, pero también en ucraniano y en ruso», puntualiza el director de la cadena. Según explica, en Crimea hay varias radios en lengua tártara, cinco diarios, cinco revistas y un canal de televisión, Chernomorka, con dos horas diarias de programación en tártaro. «Pero todos ellos dependen de la financiación oficial local, es decir de Aksiónov, y están obligados a practicar la autocensura. De manera que los únicos realmente independientes somos nosotros», dice Muradosílov.

«Como es sabido, los tártaros no consideramos legítimo a Aksiónov ni tampoco el referéndum que ha convocado sobre la independencia de Crimea», subraya. «Lo que están emitiendo aquí las televisiones rusas son montajes para justificar la presencia de tropas rusas. Mezclan imágenes locales, por ejemplo de Simferópol, que ahora tenemos buena temperatura y no hay nieve, con los enfrentamientos que hubo en Kiev en enero y febrero con cócteles mólotov, como si aquí estuviese pasando lo mismo y hubiese radicales del Maidán, pero se nota el truco porque hay nieve en el suelo», relata el periodista tártaro. A su juicio, «es una manipulación feroz lo que están haciendo para soliviantar a la población prorrusa de Crimea y del este de Ucrania».