El avance imparable de la economía sumergida

¿Red de seguridad o lastre para el desarrollo de una sociedad? La economía sumergida, que guarda cierta relación con el fraude laboral de las contrataciones ficticias, se valora desde perspectivas casi antagónicas. La visión tolerante justifica estas trampas al fisco como solución a la falta de empleo en el mercado reglado. Esta interpretación favorece que la economía sumergida se instale y llegue a ser uno de los pilares sobre los que se sostiene una sociedad.

En el otro extremo se encuentran especialistas en economía como los técnicos de Hacienda, que llevan años alertando del aumento de este tipo de economía que no contribuye al erario público y sólo genera beneficios privados. El último informe de la asociación más representativa (Gestha) de este colectivo cifra en un 29,2% lo que representa la economía sumergida para el PIB andaluz, muy por encima de la media nacional que está en el 24,6%. La provincia también supera ese valor y lo que es más preocupante, el incremento de las actividades económicas no declaradas avanzan y cada vez representan un porcentaje mayor en la economía provincial, superando a sectores que debían ser estratégicos y que antaño impulsaban el desarrollo de la provincia como los astilleros.

La economía sumergida representa ya en Cádiz un 29,3%, ocho puntos más que en 2008. Del análisis que hace Gestha se desprende que el paro y el estallido de la burbuja inmobiliaria han favorecido este incremento, pero no pierde de vista un dato: en el año 2000, cuando ni tan siquiera se vislumbraba la crisis, el 17,3% de la economía provincial no se declaraba. Aquí entrarían algunos de los detenidos en las operaciones desarrolladas por la Guardia Civil.