Apuntes

Una tragedia enorme, una lección vigente

La Bahía de Cádiz recuerda hoy el décimo aniversario de la mayor tragedia que la inmigración ilegal ha provocado en las costas gaditanas

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Aún con las imágenes de los cadáveres alineados en Lampedusa presentes en la mente de todos, la Bahía de Cádiz vivirá hoy el décimo aniversario de la mayor tragedia que la inmigración ilegal ha provocado en las costas de la provincia. Fue en la noche del 25 de octubre de 2003 cuando un temporal de suroeste provocó olas lo bastante fuertes para volcar una débil patera con 37 personas a bordo. Todas cayeron al mar y todas quedaron engullidas. Una serie de casualidades encadenadas hizo que las fuerzas de rescate tardasen casi una hora en llegar al escenario del naufragio. Demasiado tiempo para un mal tan agresivo, aunque nunca se sabrá si habrían podido salvar alguna vida de llegar un poco antes. En esas circunstancias, dicen los profesionales, pocos minutos bastan para ser mortales. Durante varias jornadas, en una macabra espera, los cadáveres fueron apareciendo en distintas playas, al capricho de las corrientes. Rota, El Puerto de Santa María e incluso la Alameda Apodaca en la capital gaditana fueron escenario de las trágicas apariciones de cuerpos sin vida. De aquel drama, el mayor que ha vivido una provincia con una dolorosa experiencia en este conflicto humanitario, han salido pocas lecciones. La primera es que los sistemas de rescate necesitaban un ajuste que se produjo. El hecho de que no se haya repetido, ni por asomo, una desgracia igual es la mejor prueba. La segunda y más importante es que nunca se aclaró la procedencia de la patera ni la trama que la sustentaba. Ese es el verdadero reto, localizar y combatir las mafias que lanzan al mar a personas desesperadas para exponer sus vidas, 37 en este caso, a cambio de dinero. Ese objetivo sigue pendiente.