Ayer ya no había ni un solo puesto en los alrededores de la Alameda, donde antes se ubicaban. :: C. C.
SAN FERNANDO

Retiran los puestos ambulantes improvisados de la Alameda

La falta de documentación y la proliferación de vendedores hacen que la Policía actúe y elimine este mercadillo, en el que ya se ofertaba cualquier objeto

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ni una sola mesa. El mercadillo improvisado que se situaba en las inmediaciones de la Alameda ha desaparecido. No queda ni rastro. Ante la proliferación de puestos, la Policía Local decidió hacer un control y, por lo tanto, quitar de allí a todos los que no tuvieran autorización para la venta ambulante. Es decir, a todos. Ayer por la mañana la imagen impactaba a los que transitan normalmente por la calle Real. Hubo quien mostraba su sorpresa y no entendía lo que pasaba, mientras que otros comentaban lo que había ocurrido.

La cantidad de personas que se reunían en el lugar alarmó a los agentes que decidieron realizar una inspección de la zona. El espacio, en el que la actividad se inició con la compraventa de libros usados, se había convertido en las últimas semanas en un baratillo en el que se podía encontrar cualquier tipo de artículo. Desde artesanía a música, cine, videojuegos o ropa usada. Cualquier objeto que pudiera ser vendido se colocaba en una mesa de playa y se ofrecía al público. Hasta ayer.

Las dificultades económicas y el buen tiempo, hicieron que en las últimas semanas el número de vendedores se hubiera multiplicado y ante la posibilidad de que cada vez sean más los que se coloquen en el lugar se decidió actuar. Ninguno cumplía con los requisitos necesarios para la venta ambulante, por lo que ayer ya no se vio ningún puesto colocado en las inmediaciones de la Alameda. Lo que queda por comprobar es si esta medida resulta efectiva o si con el paso del tiempo vuelven a instalarse en ese lugar o en otro en la calle Real.

Una vía que con el buen tiempo multiplica de forma considerable su tránsito y por lo tanto las oportunidades de hacer negocio. Algo que intentaban aprovechar estas personas para sacar algunos euros, la mayoría de ellos para ir tirando. Y es que había puestos que vivían de la caridad de los ciudadanos para surtirse de material, mientras que otros lo hacían de sus propias habilidades para crear cosas. Sin embargo, cada vez eran más los que se colocaban con cualquier cosa con oportunidad de que le diera dinero e incluso se ofertaba un traje de comunión, zapatos, equipos electrónicos, juegos de ocio.

Hubo hasta grupos municipales, como Ciudadanos, que alertaron de la necesidad de regular de alguna forma esta actividad, ya que consideraba que podría convertirse en una iniciativa que dinamizara el centro de la ciudad, siempre y cuando se hiciera de la forma adecuada, además de ayudar a personas que lo estuvieran pasando mal, facilitándose una forma de ganarse unos euros. Sin embargo, el Consistorio ya considera que existe una fórmula para ello, a partir de las licencias de venta ambulante, las encargadas de regular esta actividad en la calle. Dentro de su proceso de transformación, se pretende que Real destaque por una nueva fisonomía, lo que hace que sea complicado conseguir una autorización para vender en su espacio. Aunque existen épocas y determinadas actividades que sí han mostrado su potencial al adueñarse de esta calle. Es el caso del mercadillo medieval que se ha celebrado prácticamente cada año o de los puestos que se colocan precisamente en la Alameda cada Navidad.

Por el momento los vendedores se han marchado y despejado una zona cuyo mercadillo improvisado estaba creciendo y despertando el interés de más personas, que se acercaban para realizar transacciones.