PAN Y CIRCO

EL TORERO DE LA ROSALEDA

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Hace más de una década que Joaquín, un joven extremo portuense que por aquel entonces encandilaba a propios y extraños, se quedó con la miel en los labios al desperdiciar una pena máxima definitiva en los cuartos de final del Mundial ante la anfitriona Corea del Sur. Su infortunio fue el de todos los españoles. Una vez más, la selección española volvía a quedarse en su cruce maldito. Al-Ghandour pasó a la historia negra del deporte de nuestro país, y los familiares y paisanos del canterano bético lloraron desconsoladamente en el bar El Chino la pena fatídica en aquel veraniego amanecer. Nunca unos perritos calientes, los que se repartían junto a la pantalla gigante ubicada junto al establecimiento de la familia Sánchez, tenían un sabor tan amargo.

Ahora todo ha cambiado, España se ha proclamado campeona mundial, bicampeona continental y es todo un referente futbolístico. También ha cambiado la vida de Joaquín. Ya ha entrado en la treintena, no es una de las grandes esperanzas del balompié nacional, pero vuelve a ser noticia. Y por un buen motivo. Esta vez sí.

Ya lo fue en su época, cuando ganó una Copa del Rey con el Betis o cuando era seguido de cerca por los grandes clubes del momento. Pero también lo es ahora. Su actual equipo, el Málaga, ya está en los cuartos de final de la Liga de Campeones. Toda una proeza para el equipo andaluz más representativo del momento. Y el de El Puerto es uno de sus baluartes. Ahí sigue dando guerra, cabalgando por su banda y haciendo sufrir a las defensas adversarias. Joaquín, que siempre estuvo ahí, se deja notar con fuerza. Todavía no ha dicho la última palabra. Y en La Rosaleda lo saben, lo admiran y lo tienen en un altar. Es su 'Torero'.

Ahora toca disfrutar como nunca de la máxima competición continental. Él y Pinto, su laureado paisano del Barça, tienen el honor de estar en dos de los ocho mejores clubes del momento. Y sí, El Puerto tiene su sitio en el Viejo Continente.