Artículos

La cara buena de la moneda

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hay veces en los que uno no sabe si mirar el vaso medio lleno, medio vacío o simplemente lanzarlo contra la pared. Uno ya se cansa de abrir el periódico y pasar las páginas repletas de malas noticias. Un cierre de negocio por aquí, una manifestación por allá, un desalojo... La verdad es que no dan ganas ni de levantarse para afrontar un nuevo día. Pero hay veces, demasiadas pocas la verdad, en las que merece la pena pasar las hojas más despacio y pararse a leer alguna buena historia que de vez en cuando se cuela en el noticiario. Aquella que refleja la de la otra cara de la moneda de la crisis económica, la del voluntariado y la solidaridad. Esa red anónima que se extiende entre las escaleras de un bloque de vecinos, pasa por la amiga que te recoge al niño del colegio porque tú no puedes y llega hasta las operaciones de recogida de alimentos. Una gran red que explica el porqué en Cádiz, con una tasa del paro del 40%, no haya estallado la tercera guerra mundial. Existe una gran red, pero hoy me quiero detener, sin menospreciar a las otras muchas que existen en Cádiz, en la labor que presta Cruz Roja. Tal vez sea por el reciente contacto que he mantenido con ellos durante la noche del sábado de Carnaval, pero me parece justo reconocerles el trabajo. Ellos son voluntarios, vamos que no cobran (un concepto casi en desuso), y están dispuestos a ofrecer parte de su tiempo para que no haya que lamentar daños mayores durante la semana de Carnaval. Algunos han venido incluso desde Madrid para pasar un fin de semana escuchando coplas, pero desde el hospital de campaña que instalaron junto a la carpa. Quizás ésta haya sido una de sus labores más visibles, pero tras los uniformes rojos se esconden la asistencia a domicilio, las clases de español para inmigrantes, las largas tardes charlando con personas mayores, la animación en las áreas infantiles de los hospitales y un sin fin de solidaridad que parte de la humanidad de sus voluntarios. A todos ellos gracias, porque sin gente como ellos el vaso hace tiempo que se hubiera estrellado.