CARTAS DE LOS LECTORES

Sobran ejemplos

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En aras de la seguridad en las carreteras, así como del control de las emisiones contaminantes, los vehículos a motor (camiones, autocares, coches, ciclomotores, etc.), están sometidos a la inspección técnica de vehículos

(ITV) con independencia de su diseño, tamaño y potencia, un chequeo periódico orientado a la disminución de la accidentalidad y polución derivada del envejecimiento, la falta de mantenimiento o la manipulación indebida de elementos que puedan comprometer y/o alterar la estabilidad, fiabilidad y correcto funcionamiento de los mismos.

Hace días, se acordó una supervisión bancaria europea que, parece ser, será llevada a cabo por un supervisor central cuando los bancos manejen cifras superiores al 20% del PIB de su país, tengan más de 30.000 millones de euros en activos o hayan sido nacionalizados. El resto de entidades serán vigiladas por organismos dispuestos en cada nación. Es decir, si el riesgo de hecatombe se concentra en un foco de gran tamaño, interviene un organismo al que se le otorga un elevado grado de independencia, rigor y solvencia, pero, ¿y qué ocurre en el caso de que el riesgo de catástrofe tenga su origen en la dispersión de la codicia, la gestión imprudente o el descontrol temerario? Lamentablemente, sobran ejemplos.