La sanidad entra en la UCI

La consejera de Sanidad, María Jesús Montero, realizó un discurso excesivamente triunfalista de la gestión en los hospitales públicos andaluces nada más tomar posesión de su cargo el pasado mayo. El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, confiaba de nuevo en ella la responsabilidad de la sanidad en Andalucía y echaba la vista atrás con especial satisfacción. Sin embargo, la vida ha dado muchas vueltas en solo siete meses de gobierno. Montero reconoció entonces que el gabinete socialista había cumplido con gran parte de los objetivos en materia de derecho asistencial. Destacó que se había ampliado la cartera de derechos de los ciudadanos y que la lista de espera en Andalucía había reducido sus tiempos a 120 días.

El panorama que vive en estos momentos la sanidad andaluza, y en especial la gaditana, no tiene nada que ver con las buenas maneras que defendía la consejera. En estos primeros meses de Gobierno de coalición entre PSOE y IU se ha podido comprobar como la sanidad pública andaluza ha sufrido uno de los mayores tijeretazos que se recuerdan, afectando a la calidad del servicio. El Gobierno andaluz tiene que ahorrar y lo ha hecho recortando entre el 50% y el 75% de la jornada a los médicos. En el caso de Cádiz, por ejemplo, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha reducido el contrato a 80 facultativos. Desde luego, las primeras consecuencias de este recorte, aparte de la precariedad laboral en la que se encuentran estos médicos, es que afecta al funcionamiento de diferentes servicios. Los pacientes de Urgencias del Hospital Puerta del Mar han terminado por resignarse y aguantar con paciencia las horas de espera. Los médicos están desbordados. Entre las unidades afectadas por estos ajustes destacan Medicina Interna, Anestesia, Urgencias, Ginecología, Cirugía General y Radiología. En algunas especialidades se superan ya los 60 días de espera para conseguir la primera cita. Los recortes han enviado a la sanidad andaluza a cuidados intensivos.