Cádiz regresa a los libros de Historia

Por una vez, 200 años después de su nacimiento, la frase «¿qué pasa en Cádiz?» como petición coloquial para conocer la actualidad política que afecta a toda España cobrará sentido real, vigencia incuestionable. La capital gaditana regresa a los libros de Historia con honores. Pese a sus limitaciones geográficas, su reducido tamaño y su pequeña población, asume un rol de gran capital al erigirse en sede de una Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, uno de los encuentros institucionales de mayor trascendencia en el mundo. El inusual hecho de que una localidad de dimensiones tan escasas, periférica y con poco protagonismo económico tenga ese honor es, en realidad, un derecho, un reconocimiento a su papel, capital y protagonista, en la política española al ser el lugar de nacimiento de la primera Constitución de España, que abrió la vía a la mayoría de independencias americanas. Es decir, fue carta de libertad por partida doble.

Es un acontecimiento, un hito excepcional que ninguna otra ciudad de talla similar puede soñar con recibir, en España o en América, y los gaditanos acertarían al entender la magnitud del reto. La repercusión de estos dos días en las dos orillas del Atlántico y los frutos que Cádiz puede recoger durante los próximos años son incalculables, en todos los sentidos. Ni pueden cuantificarse ni son pocos.

Todos los gaditanos deben hacer suya una convocatoria que vuelve a ponerles en el cruce de los mares y los continentes, como testigos excepcionales. Son dos días en los que se juegan volver a ser faro de dos mundos, puerta del mar con sentido de ida y vuelta.