Una imagen de la polémica talla budista. :: ELMAR BUCHNER / AFP
Sociedad

El buda de los trece errores

Un mes después de su hallazgo, los expertos dicen que la estatua del lama con una esvástica es una falsificación

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El hallazgo tenía todos los ingredientes para convertirse en una noticia-bomba: encontrada la estatua de un buda esculpida en la roca de un meteorito con una esvástica en su vientre; una expedición nazi encabezada por el mítico explorador Ernst Schäfer la trajo en 1938 desde la frontera de Siberia y Mongolia, y desde entonces, la misteriosa reliquia se había convertido en una especie de arca perdida. Religión, planetas, nazis y hasta esoterismo, todo en uno. Medios de comunicación de todo el mundo (Discovery Channel, The Guardian, Der Spiegel) se hicieron eco del descubrimiento de esta escultura, supuestamente tallada en el siglo XI. La noticia la sacó a la luz hace un mes la revista 'Meteoritics and Planetary Science'.

Pero, al parecer, la mezcla ha resultado demasiado perfecta para ser verdad. Expertos en cultura budista de todo el mundo aseguran ahora, un mes después del supuesto hallazgo, que la ya célebre estatua es una burda copia esculpida por un falsificador con ganas de estafar a algún coleccionista con mucho dinero pero con no demasiados conocimientos. Porque de todo lo anterior, lo único cierto es que, sí, está esculpida en un meteorito.

El estudioso más crítico con el hallazgo, y el más divertido, ha sido Achim Bayer, un profesor de la Universidad Dongguk de Seúl (Corea del Sur) que ha plasmado sus dudas en un documento de 17 folios colgado en internet. El título del texto, en sí mismo, ya resulta estimulante: 'El lama que llevaba pantalones'. Y es que ese es uno de sus argumentos: los pantalones que viste este buda no se parecen a nada visto en esculturas tibetanas o mongolas, que «llevan túnica o armaduras con espinilleras, pero nunca pantalones».

A partir de ahí, Bayer expone otros puntos que desmontan la teoría del hito arqueológico: el lama ni va descalzo ni lleva las tradicionales botas budistas; porta una cadena y un pendiente impropios para una talla así; la mano derecha está colocada en una posición poco apropiada para las culturas orientales, la izquierda es demasiado gruesa; el jersey no está remangado al estilo 'chu pa'. En total, 13 'errores' que a su vez han sido corroborados por otros profesores como John Huntington (49 años estudiando esculturas budistas en la Universidad de Ohio), Matthew Kapstein (respetado tibetólogo de Estados Unidos) o Carmen Meinert, autora del libro 'Arte budista en Mongolia'.

Además, Achim Bayer cree que una obra de esta calidad «presupone la existencia de otros trabajos del mismo estilo y con los mismos materiales». Pero estos no existen, así que él da por seguro que el buda de la esvástica «es una copia libre de un escultor occidental bien entrenado que no tenía ningún bagaje de arte tibetano». Una copia que dataría de aproximadamente 1970 (nada del siglo XI) y que tendría como fin que algún incauto acaparador de vestigios nazis pagara una millonada por ella. De hecho, su legítimo propietario es un anónimo austriaco que hace un mes creía que tenía un tesoro y ahora, quizá, solo posea (y no es poco) un pedazo de meteorito con forma de buda.

¿Y entonces por qué tanta expectación por un objeto tan falso? Pues Bayer cree que la unión de elementos tan «emocionales» como material extraterrestre, ambiguo simbolismo nazi e iconografía budista ha generado una ola global de interés que ha arrasado, en una primera instancia, con cualquier cuestionamiento. Pero la mentira, como el buda de la escultura, tiene las piernas muy cortas.