Lula, junto a su hombre fuerte, José Dirceu, en la sede de la presidencia brasileña antes de que estallara el escándalo. :: EVARISTO SA/ AFP
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El líder más popular de Brasil pierde la magia

El Supremo cree probados los pagos a parlamentarios por parte de Dirceu y de otros colaboradores del expresidente La condena por «corrupción activa» de su antigua mano derecha daña la imagen de Lula

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La condena por corrupción activa que la Justicia de Brasil impuso a José Dirceu, el exfuncionario que guió a Luiz Inacio Lula da Silva hasta la presidencia del país en 2002, representa un duro golpe para el Partido de los Trabajadores (PT), que gobierna desde hace una década con una amplia cosecha de logros sociales, y daña la imagen de Lula, todavía el político brasileño más popular.

Junto a Dirceu, su superministro hasta el estallido del llamado escándalo de 'mensalao', fueron condenados el que fue presidente del PT, José Genoino; el tesorero de la formación, Delubio Soares, y otros dirigentes. «Es preciso mantener la cabeza erguida», instó el exmandatario a sus partidarios al conocer el fallo del Tribunal Supremo. Según Lula, el PT sufre «un ataque como nunca» con la sentencia.

El gran alboroto estalló en 2005, cuando se denunció que altos dirigentes del PT y funcionarios del Gobierno de Lula pagaban sobornos en forma de mensualidades de 12.000 euros a diputados de partidos aliados para que ayudaran a aprobar en el Parlamento proyectos de ley que el Ejecutivo consideraba claves. El escándalo obligó a Dirceu a renunciar para preservar del daño a Lula, que consiguió quedar al margen de la investigación judicial.

El 2 de agosto comenzó el juicio que sentó en el banquillo a 35 personas, entre dirigentes, exfuncionarios y excongresistas. La semana pasada ya habían sido condenados exdiputados de partidos aliados del PT por «corrupción pasiva», es decir, por aceptar los sobornos. El martes, seis de los diez jueces del alto tribunal votaron contra Dirceu, Genoino y Soares por «corrupción activa», y su suerte quedó sellada. Dos magistrados los absolvieron por considerar que las pruebas y testimonios resultaban insuficientes, y otros dos están pendientes de pronunciarse.

Al conocer su condena, José Dirceu escribió una carta en su blog en la que se dice víctima de «una acción orquestada y dirigida por los que se oponen al PT y a su Gobierno». La antigua mano derecha de Lula aseguró que los medios lo habían convertido en «el enemigo público número uno» de su país. «Fui prejuzgado y linchado. No tuve la presunción de inocencia», remarcó, para anunciar además que su «sed de justicia» será desde ahora su «razón de vivir». «Voy a acatar la decisión del Supremo, pero no me callaré», advirtió Dirceu.

El tribunal «se equivocó»

Guerrillero en los años 60, Dirceu estuvo en la cárcel durante la dictadura brasileña. Vivió después exiliado en Cuba y México y cuando regresó a su país se unió a Lula, entonces dirigente sindical, para fundar el Partido de los Trabajadores. Después de una serie de derrotas en las sucesivos candidaturas presidenciales, Lula aceptó los consejos de su camarada para cambiar su imagen y volverse más aceptable para los mercados.

Así consiguió finalmente el triunfo en 2002. Lula premió la hazaña de Dirceu otorgándole el puesto de mayor jerarquía después de la presidencia, el de jefe de la Casa Civil, que coordinaba la labor de los ministerios y el Congreso. Pero el meteórico ascenso del primer colaborador del ahora expresidente se cortó de cuajo con el escándalo 'mensalao'.

José Genoino, otro de los altos dirigentes condenados, renunció ayer a su cargo en el Ejecutivo de la actual presidenta, Dilma Rousseff. Pese a su procesamiento, el expresidente del PT continuaba como asesor en el Ministerio de Defensa. «Me retiro del Gobierno con la conciencia de los inocentes», declaró atribulado. «Una injusticia monumental fue cometida. La Corte se equivocó. Fue injusta. Condenó a un inocente sin pruebas», aseguró ayer.

Los condenados podrían acabar también procesados por integrar una supuesta asociación criminal que utilizaba dinero público, mediante una cuenta paralela, para comprar voluntades reacias de los aliados. Estos delitos, sumados al pago de sobornos, deben ser sopesados por el tribunal que, en las próximas semanas, determinará la pena que corresponde a cada uno. Las estimaciones van desde 2 a 20 años, pero podrían ser todavía más en caso de que las condenas por cada caso de soborno se sumen. El juicio de 'mensalao' ha sido seguido de cerca por los brasileños. El fallo se conoció 48 horas después de las elecciones municipales en las que el PT creció en influencia en ciudades pequeñas y consiguió el segundo puesto en Río de Janeiro, lo que permitirá a su candidato competir en segunda vuelta.