Tribuna

Sobras

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Tal vez haya demasiado de todo: un exceso de diputaciones, de funcionarios, de café, de ayuntamientos, de concejales, de asesores de concejales, de consejeros y de directores generales. Recuerdo cuando no cabía por los pasillos de las ferias de negocios la enorme pirámide de mando de la administración pública andaluza, toda esa fauna en franca batalla a codazos por no perder un escalón de su verticalísima jerarquía moquetaria. Allá paseaban con aparente interés por las cosas que miraban el Rey, el ministro y después toda esa marea de partido en estricta y apretada formación, que se parecía cada vez más al chupinazo de Pamplona cuanto más se ensanchaba la estructura de mando, en las bases. Los que currelaban siempre iban al final, como sardinas, en lo más duro de la melé, con el amigo de fulano. Cuando más atrás, más había que luchar. Fue hace nada y siempre pensamos que de llevar pistola, ya se habrían disparado. Aquellas inauguraciones eran para la prensa un asunto punto cómico hasta que alguien se enteró de súbito de que no había dinero para pagar todo aquello.

Si miras atrás de golpe te puedes partir el cuello. Quizás no hicieran falta todos esos tipos que mandaban, ni esas inauguraciones, ni aquella terminal del aeropuerto en Jerez, ni esas otras nuevas 25 terminales en las que no viaja nadie con esas barras de cafetería en las que las tortillas de papas esperan que las jubilen sin un mordisco. ¿Se acuerdan del Plan E?

La cuestión está en la perspectiva. Teniendo en cuenta lo que va a costar el mollete de pan al cambio de la peseta, tampoco necesitábamos aquel enorme centro de la cultura que no tenía cuadros que colgar, ni aquella terraza mirador sobre el mar que ya han pintarrajeado adolescentes con sus rotuladores. Quizás no sirviera de tanto el museíllo inventado, ni el nuevo teatro, ni aquellas gradas de aquel estadio. Muchas de esas cosas no servían para otra cosa que para mejorar la intención de voto en el mejor de los casos; para pagar favores en el peor. O las dos. Ojo, también se hicieron escuelas y hospitales que, mira, sí que servían. Lástima que haya que eliminarlos ahora que los del paseíllo nos dicen que todo sobra. Sobra deuda, sobran médicos, sobran inmigrantes, sobran medicamentos y profesores. Sobran todos menos ellos.