TRES MIL AÑOS Y UN DÍA

LAS ELECCIONES DE LOS IDUS DE MARZO

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Ten cuidado con los idus de marzo, le aconsejó una pitonisa a Julio César. Pero no le hizo caso y le mataron justo ese día, el 15. En la antigüedad romana, era una fecha que delataba buenos augurios, como si fueran encuestas del CIS. Entre nosotros, este año y durante esa misma jornada, celebraremos el prime aniversario del 15-M prácticamente sin 15-M. Las acampadas, la catarsis y la rebeldía que lograron la caída del zapaterismo no están ni se le esperan a la hora de presentarle batalla al rajoyismo de las reformas laborales y vitales a la medida de las grandes empresas y en contra de las personas. Salvo pequeños reductos como el de la capital gaditana y el entorno del Valcárcel Recuperado, parece que la Spanish Revolution se diluyó en una catarsis colectiva que tan sólo ha logrado acabar con una de las dos patas del bipartidismo, la del PSOE. Y la otra pega fuerte sin apenas resistencia, salvo la de los sindicatos que hoy saldrán a la calle para ir apuntando maneras de cara a la huelga general del 29 de marzo.

El buen periodismo asegura que las coincidencias no existen. La realidad, sin embargo, lo niega: los mismos que jaleaban a las centrales sindicales para que se levantaran contra el gobierno socialista ponen ahora el grito en el cielo por esta llamada a la huelga, que más que general debiera llamarse de oficio, visto lo visto del cariz que están tomando los acontecimietnos respecto a lo que antiguamente se llamaba la clase trabajadora. La trabajadora, la pensionista, la mediopensionista de las prejubilaciones, los autónomos o las pymes. Por supuesto que no será coincidencia que la juez Alaya ordene la detención en plena madrugada del ex director general de Trabajo y Seguridad Social de la Junta de Andalucía, Francisco Javier Guerrero. ¿Hay riesgo de fuga o de que destruya documentos un año y pico después de que resultara imputado como para tomar esta medida en plena campaña electoral? Otra coincidencia, sin duda, como la de imputar al concejal de Izquierda Unida Antonio Torrijos en una campaña anterior. Suficientemente grave es el escándalo sin reparos del asunto de los ERE fraudulentos como para que la opinión pública pueda sospechar que más allá del interés justiciero existe una intención partidista por parte de la justicia en este caso. Hasta Javier Arenas, que ya apuesta por pasar relativamente página en este asunto, debe temer que le estalle entre las manos si es que gobierna Andalucía a partir del próximo 26. Ojalá, más allá de los efectos políticos de esta investigación, se logre empurar a todos los responsables de esta trama fraudulenta en la que, hoy por hoy, aparecen imputadas personas como el gaditano Agustín Barberá, antigua viceconsejero de Empleo que fue quien entregó la primera grabación comprometedora de este contencioso a la fiscal que empezó a investigarlo antes de que Juan Ignacio Zoido propiciara la denuncia que llevó su instrucción al juzgado de instrucción número 6 de los de Sevilla, que titula Mercedes Alaya y que estaba de guardia aquel día. También es coincidencia que desde las mismas tribunas en las que se pone en valor las acusaciones de Guerrero contra Viera, Chaves, Griñán o Mar Moreno, no se insista en que la jueza impute al menos al primero de los susodichos y la instrucción del caso sea asumida por la Audiencia Nacional.

Tampoco parece, en fin, que sea coincidencia que, en plena campaña electoral autonómica, se estrene la película de Georges Clooney que se titula precisamente "Los idus de marzo" y que versa sobre las cocinas de los partidos en época de comicios. Las encuestas del CIS han dado alas a los socialistas, ya que no garantizan plenamente la mayoría absoluta del PP. Pero ese puede ser un buen acicate para que esta formación movilice a su electorado, a pesar de que los conservadores andaluces manejan sondeos con mejores expectativas, según corría como la pólvora durante la apertura de la campaña andaluza de Javier Arenas en Algeciras. Izquierda Unida, por su parte, cree a tenor de dichas estimaciones que el rodillo de las gaviotas al sur de Despeñaperros puede depender de la suerte que corra un segundo escaño de su formación en la provincia de Cádiz. Resulta difícil que la algecireña Inmaculada Nieto lo logre, pero ese es su propósito ya que supondría en cierta medida y de rebote romper la concentración de voto del PP que, a escala andaluza, tradicionalmente, beneficia al partido azul por aquello de los extraños vericuetos del sistema D´Hont.

Más difícil lo tiene Pilar González, la valerosa candidata del Partido Andalucista, que ha protagonizado una activa precampaña y que dio el pistoletazo de salida rumbo a las urnas del 25 de marzo, a las cero horas del último viernes, precisamente en Cádiz. Todos los aurispices la sitúan fuera del Parlamento, como a los candidatos de Equo que presentan al arquitecto sevillano Esteban de Manuel como candidato a la presidnecia de la Junta. Tampoco, a pesar de que otras estimaciones le dan hasta dos parlamentarios, parece que vaya a tener mejor suerte Manuel de la Herrán, el prestigioso abogado jerezano que se postula como presidente andaluz y que suele mostrarse partidario de que los políticos hablen inglés como si fueran las elecciones gibraltareñas. Hace mal el PSOE, sin embargo, en confiarse a los idus del CIS, que casi nunca acierta. Sus posibilidades de repetir gobierno después de 30 años en la presidencia de la Junta no dependen tanto de la improbable deserción de los votantes del PP, que suele jugar al electorado fijo, sino de que los electores del PSOE decidieran ejercer como tales. Lo cual si que sería una coincidencia si no se le dan motivos para hacerlo. Todavía, eso sí, los socialistas están a tiempo de corregir. La última vez que se celebraron elecciones autonómicas en solitario fue en 1990 y sólo acudió el 55 por ciento del electorado cuando lo habitual es que la participación supere la cota del 70. Ahora, parece que no hay un especial entusiasmo por acudir a las urnas, máxime cuando la actualidad estatal e internacional vuelve a impedir que hablemos fundamentalmente de los problemas y de los proyectos andaluces. En general, unos y otros hablamos más de cálculos de probabilidades que de parados sin ningún tipo de ayuda. La mayoría absoluta del PSOE necesita de un 47 por ciento de los sufragios. La del PP, a la vista de su mapa electoral, necesitará menos. Oido cocina.