SIN PELOS...

LA MARCHA ATRÁS

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Año de gracia de 1978. Copa del Mundo de fútbol en Argentina, feudo del dictador Jorge Videla. Fue mi primer mundial en una tele de color. Para España vino marcado por la lesión de Camacho que no pudo acudir, el paradón de Miguel Ángel al austriaco Prohaska y el no gol de mi querido Cardeñosa a Brasil. Ganó la Argentina de un 'pato' (Fillol), un 'matador' (Kempes), un 'gringo' (Bertoni), una 'pitón' (Ardiles), y hasta un 'conejo' Tarantini. Victoria bajo sospecha para muchos, no en la final, sino en el último partido de la segunda fase ante Perú. Una polémica que ha reavivado más de treinta años después el político peruano Genaro Ledesma. Este senador retirado ha presentado una denuncia ante las autoridades argentinas. Pide que se investigue el partido que clasificó a los de Menotti para la final. No aporta más datos que el testimonio de los que mantuvieron en su día que el mundial del Tango fue un tongo dedicado a Videla. Sin documentos. A lo Calamaro. Alude al compadreo entre dictadores. Videla por Argentina y Morales Bermúdez por Perú, y a Henry Kissinger, que apoyó la caída de Allende en Chile y que en ese partido bajó al vestuario peruano junto al dictador minutos antes del comienzo del partido. La albiceleste tenía que ganar por cuatro goles de diferencia para jugar la final. Perú había quedado por delante de Holanda en la primera fase. En la segunda no sumó un punto. Los acusadores mantienen que Perú hizo jugar al mítico Cubillas de delantero centro. Que Sotil, autor entre otros del 0-5 del Barça de Cruyff al Real Madrid de la época, se quedó en el banquillo. Y aunque se sabía, el portero peruano Quiroga, era argentino de nacimiento. Lo recuerdo como el paso de una apisonadora sobre un equipo bicolor en blanco y negro. No tuvieron la menor oportunidad. 6-0. Argentina jugó y ganó la final. Ahora Ledesma busca un regreso al futuro de ese Mundial, acusando sin pruebas. Pero no veo a la Fifa reescribiendo un pedazo de historia de su historia. Por esa regla de tres pedimos penalti y expulsión en el codazo de Tasotti a Luis Enrique, el gol de Míchel a Brasil o el de Morientes a Corea. De eso sí hay pruebas, pero nunca ha habido marcha atrás.