Mitt Romney besa a su mujer, Ann, tras conocer su victoria en las primarias de New Hampshire. :: LARRY RUBENSTEIN / REUTERS
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Los rivales de Romney intentarán frenarlo en Carolina del Sur

El exgobernador de Massachusetts gana con autoridad en New Hampshire, pero todavía no se confía sobre su nominación

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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«Sweeeeet Caroline! La, la, la.». Los buenos tiempos nunca parecieron tan buenos, coreaba el público de Manchester (New Hampshire) el martes por la noche, mientras Mitt Romney apretaba manos y prodigaba sonrisas de emoción. El exgobernador de Massachusetts, que lleva seis años trabajándose el estado vecino, había cumplido el objetivo de ganar «por una milla de distancia», titulaba el diario 'The Union Leader', lo que no ha servido para descarrilar a sus rivales. Los propios asesores de Romney admitían ayer que Carolina del Sur no será tan dulce como la Carolina de Neil Diamond, sino que correrá la sangre.

«Sé que tengo un largo camino que recorrer hasta alzarme con la nominación (del Partido Republicano), si tengo la suerte de conseguirla», admitió ayer Romney a la CNN, «pero realmente creo que hacemos mejor en concentrarnos en los fallos de este presidente».

Con la superioridad que le dan sus victorias en Iowa (24,6%) y New Hampshire (39,3%), además de una sólida estructura política por todo el país y 19 millones de dólares en caja, el candidato mormón que no acaba de convencer a las bases de ultraderecha ha decidido centrarse ya en la batalla contra Barack Obama. Su esperanza es sellar su liderazgo en Florida el próximo 31, como hiciera John McCain hace cuatro años.

Anuncios con acento

Allí empezó a emitirse ayer su primer anuncio en español, donde su hijo menor, Craig, de 26 años y que pasó dos de misionero en Chile, asegura -con mucho mejor acento que el de su padre- que su progenitor devolverá la grandeza a EE UU. De fondo, niños de pelo oscuro y almuerzos familiares. «Romney cree en nosotros», dice el congresista cubanoamericano Lincoln Díaz Balart. «Tiene la visión para restaurar la seguridad nacional de este país», subraya la congresista Ileana Ros. El programa del candidato ofrece mano dura contra la inmigración ilegal, pero eso no importa en este estado, donde los cubanos obtienen asilo político nada más poner un pie en EE UU.

Florida, clave para ganar la Casa Blanca, es también un mercado caro para anuncios de televisión, lo que hace pensar a sus rivales que tienen que pararle en Carolina del Sur. En ese estado donde en las últimas legislativas el 45% de los votantes se definieron como evangélicos volverá a presentarse el dilema entre el poder y la Biblia. De esa dualidad entre quién puede ganar en las generales o quién representa mejor los valores conservadores se benefició en Iowa el ultraderechista católico Rick Santorum, que no pudo repetir en New Hampshire el hito de quedar a ocho votos del favorito. Por el contrario, el exsenador de Pensilvania quedó el último si no se cuenta a Rick Perry, que renunció a hacer campaña en ese estado.

Santorum se repartirá el voto más conservador con Newt Gingrich, también católico y vecino de Georgia, mientras 125 líderes evangélicos se reunirán este fin de semana de urgencia en un rancho de Texas para elegir un candidato en torno al que unirse antes de que el mormón sea imparable.

Todos siguen ignorando al candidato libertario que ataca desde la derecha las estructuras del estado federal y que el martes quedó segundo en New Hampshire. A sus 76 años, Ron Paul se alzó con el 47% del voto joven, el 29% de los independientes y el 22% del movimiento del Tea Party. «¿Alguien vio anoche las televisiones? Hablan del primero y del tercero», contó sarcástico ayer. «Es increíble que me esté yendo mejor que a todos esos otros candidatos 'elegibles' que acaban cuartos o quintos, pero yo salgo segundo o tercero y siguen diciendo que no soy elegible. No entiendo cómo se come eso».

La explicación es que Paul parece haber pasado los dos estados donde lo tendría más fácil y empieza la cuesta arriba en la América Profunda, por mucho que declare con su victoria «el triunfo de las libertades individuales». Las encuestas de Carolina del Sur le sitúan cuarto, mientras Santorum y Gingrich se disputan el segundo y tercer puesto con 19% y 18% respectivamente, a buena distancia pero no insalvable de Romey, con el 37%.