EL MARCADOR

¿UN MUNDIAL SIN JEREZ?

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Si nos faltara Jerez, faltaría un grande». No son palabras de cualquiera, son palabras de Jorge Lorenzo. Los malos augurios lanzan un mensaje muy pesimista para Jerez y la celebración del Gran Premio de Motociclismo, que lleva un cuarto de siglo viniendo a la ciudad de manera religiosa y, lo más importante, haciendo de la ciudad un referente en el Mundial de motociclismo lo que ha traído muchos beneficios a los diversos comercios de una ciudad que pretendía ser el templo de las dos ruedas, pero que, dejemos al lado las responsabilidades y sus culpables, tiene pinta de quedarse con un trazado grande y caro a las afueras.

Porque el Circuito de Jerez, y sus 13 curvas, pueden dejar de recibir una vez al año a los mejores del Mundial. Es una idea que a los que les pilla lejos todo esto horroriza, pero que a los de aquí tal vez no nos sorprenda. La idea está bien clara y si no, se puede entender con una palabra: amiguismo. Es tan fácil de entender como que Dorna, la organizadora del Mundial, lleva las riendas de manera indirecta de la explotación del Circuito de Jerez, esa misma explotación y gestión que a partir del 31 de diciembre quiere tener entre manos el Ayuntamiento de Jerez y que parece que va a arrendar al mejor postor.

Sin lugar a dudas, ese mejor postor va a ser el propio Dorna (no olvidemos, una empresa con sus accionistas y sus posibilidades de ganar o perder dinero), aunque la broma no le va a salir barata al propio Consistorio jerezano, quien ya tiene previsto cambiar al gerente del trazado. Las instalaciones son, de momento, las únicas que en la localidad puede dar beneficios al Ayuntamiento. García-Pelayo lo sabe, pero el problema es que Carmelo Ezpeleta, director ejecutivo de Dorna, también, y por eso quiere atar en corto un circuito que, espero que no, desaparezca del ámbito internacional de las dos ruedas.