LA CERBATANA

CARADURÍA

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Me quito el sombrero ante el artículo 'Reflexiones' de Yolanda Vallejo del pasado sábado. Mediante un relato descriptivo, ficción o no, hizo una excelente radiografía del «modus vivendi» gaditano al que factores socioeconómicos nos están llevando: total hastío laboral y sobredosis de caraduría en apropiación de lo público.

En otras culturas el engaño, la falta de honestidad, el no cuidar y respetar lo público están muy mal vistos y es denunciado con la consiguiente deshonra del ciudadano. En cambio, aquí ocurre todo lo contrario: al caradura, al sinvergüenza, al deshonesto se le alaba y se le admira siendo objeto de halagos dentro del grupo.

Las sociedades latinas somos sociedades colectivistas por lo que nos caracterizamos por nuestra defensa de «lo público» frente a sociedades individualistas, como la norteamericana, en la que valoran más el esfuerzo individual y desprestigian lo público. En España, en Cádiz, tras años de democracia y de reivindicación de derechos, se ha tergiversado lo que «es de todos» por lo que «no es de nadie» y con esta nueva concepción de «lo público» nos adueñamos para nosotros (individuo) de lo que le pertenece al conjunto de la sociedad, llámense las flores de Pascua de la calle ancha, el excesivo sueldo de algunos políticos o una pensión para toda la vida conseguida de forma fraudulenta. Y, todo esto, con la merecida admiración del vecino. Paradójicamente, esto no ocurriría nunca en sociedades individualistas donde por el mero hecho de tirar un papel al suelo ya puedes ser reprendido en pocos segundos.

Si algo nos debe enseñar esta puñetera crisis debe ser a valorar, y defender, el tiempo que pasamos ante nuestro médico de cabecera o que la política es un servicio público y no un medio para entrar gratis en el Falla o pasearnos por la provincia en un «haiga».