Grecia, una semana clave

El Gobierno griego avisó hace tiempo de que sin ayuda no podría pagar las pensiones y los salarios públicos en octubre. Y, sin embargo, todavía no se han implementado los acuerdos del Consejo Europeo del 21 de julio que establecían el segundo paquete de ayudas a Grecia. Nos encontramos, pues, a las puertas de octubre, en una semana clave. El retraso proviene de ambas partes. Los griegos han tardado en aceptar las medidas que les impone la troika (Comisión Europea, BCE, FMI), y será esta semana cuando una delegación confirmará si Atenas ha hecho los deberes. Y el Eurogrupo, cuyos países deben ratificar aquellos acuerdos, está lejos de haber conseguido la unanimidad: solo cinco países han cumplido tal compromiso: España, Francia, Italia, Luxemburgo y Bélgica. Esta semana votarán Alemania, Austria, Eslovenia y Finlandia, en todos los casos con fuerte oposición, así como Chipre, Irlanda y Grecia. Sin embargo, en Eslovaquia, Holanda, Estonia, Malta y Portugal la votación se demorará hasta octubre. Con independencia de que se supere esta carrera de obstáculos, lo más cierto es que no puede funcionar una UE tan compleja institucionalmente y con tan escasa flexibilidad. O se avanza hacia una única soberanía o la Unión perecerá ahogada en su absurda complejidad.