EL MARCADOR

ESTE NO ES MI FÚTBOL

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Carrusel Deportivo, Radio Gaceta, Supergarcía, El Topo deportivo, Matías Prats, José María García, Pedro Pablo Parrado... Mi infancia es un transistor encendido de manera clandestina más allá de la medianoche para ilusionarme con las palabras que salían no sé cómo de ese aparato, pero que hasta que llegara Morfeo me tenía informado de un fin de semana deportivo. Mi infancia es un viaje en carretera en un Opel Kadett con la Ser de fondo anunciándome de los goles de un domingo de fútbol. Mi infancia es coger la radio de mi padre, enganchármela a la oreja y escuchar cómo le iba al Xerez en Motril, Maspalomas o Melilla mientras aparentaba hacer los deberes del colegio. Mi infancia es jugar al fútbol en la plazoleta creyéndome que era Héctor del Mar el que narraba cada uno de mis movimientos, o los de mis amigos. Mi infancia es imitar casi con vergüenza a los clásicos de la radio, imaginándome frente a frente con Emilio Butragueño mientras le hacía una entrevista. Mi infancia está cargada de ondas radiofónicas, al igual, me imagino, que la infancia de muchos que cada quince días van a su estadio para animar a su equipo. Alguno que otro también disfruta de la radio en su asiento, en la grada, y adelanta a sus compañeros de sitio los goles de la jornada. Sin embargo, me acuerdo más de otros, los menos afortunados, los que por la razón que sea no pueden asistir a un partido: la mala situación de la cartera, una enfermedad o la coincidencia con algún otro evento, ya sea un viaje, una boda o lo que sea. Ellos disfrutaban de la radio, cerraban los ojos y ya estaban en su asiento, en la grada, viviendo el partido como un aficionado más. El fútbol lleva dañando desde hace años este magnífico deporte. Ahora es una pelea constante. Primera la LFP la tuvo con la AFE. Ahora, con las radios. Esto no es una queja, pero tal vez pasado mañana la gresca sea con los periódicos.