Ciudadanos

Rajoy afirma que el resultado del 22M justifica aún más el adelanto electoral

Da vía libre a sus dirigentes para iniciar contactos con todas las fuerzas políticas, salvo con la coalición Bildu

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Mariano Rajoy se dejó la euforia, los botes y los vítores en el balcón de la calle Génova en el que celebró con sus militantes la «histórica» victoria del PP en las elecciones municipales y el rotundo éxito en las autonómicas. Ayer, durante su intervención en el comité nacional de su partido en el que dominaron las sonrisas, los abrazos y los parabienes, retomó el discurso de la seriedad, el rigor, la prudencia y, sobre todo, el del adelanto de las elecciones generales.

Tan sutil como de costumbre, el líder del PP ni siquiera justificó esta petición en los datos que dejan las municipales y autonómicas ni en la victoria de casi diez puntos lograda por su formación ni, como sí han hecho otros dirigentes de su partido, en el «clamor» por el cambio que han expresado los ciudadanos en las urnas. Basó su demanda en la necesidad de poner fin a la legislatura porque «lo que viene por delante no es fácil». Para ilustrar esta tesis alertó sobre el «preocupante dato» del diferencial con el bono alemán (260 puntos básicos) y que el panorama en Grecia «no está claro».

Y, a juicio de Rajoy, el Gobierno socialista no traslada la confianza necesaria para afrontar una coyuntura económica tan delicada. Para el jefe de la oposición, llueve sobre mojado. Recordó que si José Luis Rodríguez Zapatero hubiera puesto fin a la legislatura cuando se lo pidió hace diez meses en el Congreso, durante el debate del estado de la Nación, la situación económica no sería la actual. «Pero no lo hizo», acotó. Y, a su juicio, España ha perdido estos diez meses porque es «imposible recuperar la confianza y propiciar la creación de empleo» con Zapatero al frente de un Ejecutivo socialista.

La sensación que transmitió Rajoy es que ve poco probable que el presidente del Gobierno recapacite. No obstante, enfatizó que el PP comenzará a trabajar desde ya para ganar las elecciones generales. Lo que ni siquiera citó fue la posibilidad de presentar una moción de censura en el Congreso. El PSOE, hasta la fecha, mantiene el apoyo de PNV, Unión del Pueblo Navarro y Coalición Canaria, una mayoría que si no cambia permitirá a Zapatero agotar la legislatura. El PP, y eso lo ha dejado claro su líder, no planteará un debate tan capital como la censura para perderlo.

La reunión del comité de dirección duró apenas 50 minutos y solo hubo una intervención, la de Rajoy. Al líder ya no le rechista nadie. Todas sus grandes apuestas electorales han triunfado. Todas se resumen en una, la victoria de María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha. El presidente del PP dijo estar «muy contento» porque su lugarteniente ha tenido que hacer dos cosas a la vez, derrotar al PSOE en una región que no era fácil y no desatender a otros candidatos. Rajoy, con este análisis, confirmó que no tiene intención de prescindir de Cospedal como secretaria general y que, por lo tanto, compaginará su puesto orgánico con la Presidencia de Castilla-La Mancha.

Dar y recibir

En la jornada de resaca de una noche tan fructífera lo normal es hablar de pactos en aquellos gobiernos locales y regionales donde ninguna fuerza ha alcanzado la mayoría absoluta. Rajoy avisó de que ya se ha acabado el «gratis total». Su formación no repetirá ningún acuerdo como el del País Vasco que permitió a Patxi López convertirse en el primer lehendakari no nacionalista sin que el PP entre en el Gobierno de Vitoria. El mensaje de Rajoy fue claro: «Para dar hay que recibir». Lo que ya quedó en el terreno de la interpretación es si se refería a lo que debe hacer Álvarez-Cascos en Asturias para contar con el PP o si iba por Coalición Canaria, partido clave para que el popular Soria sea el presidente insular.

Los populares, en principio, abren la puerta a todos los partidos salvo a Bildu. Rajoy enfatizó que con la coalición de la izquierda abertzale «no tenemos nada que hablar y ni acordar porque nuestro único objetivo es que no estén en las instituciones». De Cospedal anunció horas antes que el PP entiende que aún queda margen legal para sacar a Bildu de las instituciones, una cuestión que el partido opositor quiere discutir con el Gobierno. Para todos los demás partidos las puertas están abiertas. Incluso para Izquierda Unida, formación que sería clave para hacer efectiva la victoria en votos del popular José Antonio Monago en Extremadura, aunque en la cúpula popular son conscientes de la dificultad que encierra que IU deje en la estacada al PSOE.

Defendió que «lo ideal» en esas negociaciones con otras fuerzas es que, además de hablar de cargos, se debata sobre pactos que propicien «estabilidad institucional» y que se suscriban «con luz y taquígrafos» para que se expliquen debidamente a la ciudadanía.

El cónclave popular, que no se quiso perder nadie, se convirtió en fiesta y tuvo muchos nombres propios, Cospedal, Luisa Fernanda Rudi, Ignacio Diego, Monago, Juan Ignacio Zoido, flamante alcalde de Sevilla, tal vez por ello algunas victorias como las de José Ramón Bauzá en Baleares se eclipsaron en favor de otros hitos para el PP. Rajoy salió en defensa de Basagoiti que, aunque ha bajado en número de votos, logró que el PP fuera el más votado en 'tierra hostil' para la Diputación Foral del Álava y el Ayuntamiento de Vitoria. También tuvo palabras de elogio para el PP catalán, que se ha convertido en la tercera fuerza política en esa comunidad y «normaliza» la presencia de los populares en un territorio clave para la batalla de las generales.

Conforme a su programa, Rajoy encomendó a los futuros alcaldes y presidentes autonómicos que apliquen la máxima austeridad, reduciendo «gastos superfluos», sobre todo evitando la contratación de «asesores y cargos de confianza».