El tenista manacorí celebra su sexto título en el Condo de Godó tras vencer al también español David Ferrer. :: EFE
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El Rey de Godó

David Ferrer poco pudo hacer ante el intratable número uno, que consiguió su sexto título en el torneo de la ciudad condal Rafa Nadal continúa su dictadura sobre tierra batida

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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La sed de triunfos del, probablemente, mejor deportista español de todos los tiempos, es insaciable. Si la semana anterior cosechaba su séptimo trofeo consecutivo en Montecarlo, este domingo le tocó el turno al Conde de Godó. Nadal, demoledor desde el fondo de pista, especialmente con su derecha, que ha recobrado su mejor forma, logró su sexto título en la Ciudad Condal. Una conquista especial. En su club, el RCT Barcelona, rodeado de su gente, del público que le venera y le sube a los altares cada vez que aparece por España. Menos ajustado que en la capital monegasca, el balear superó a Ferrer por 6-2 y 6-4 en una hora y 49 minutos. El alicantino, que volvió a demostrar una vez más su buen momento de forma, poco pudo hacer ante el coloso del siglo XXI sobre tierra batida.

No comenzó bien el primer cabeza de serie. Andaba Ferrer rompiendo la bola desde el fondo de la pista cuando el de Manacor decidió inclinar de su lado el primer set. El huracán mallorquín aterrizó en la central del RCT Barcelona y arrasó al alicantino en estos primeros compases del choque. Cuatro juegos seguidos, la mejora notable de su juego y el retorno de la confianza en su demoledora derecha fueron demasiado para Ferrer, que se desinfló.

El tenista metido en la pista, dominando con su derecha y muy agresivo del inicio del duelo, reculó y concedió la iniciativa al número uno del mundo.

Un 'break' del de Jávea en el sexto juego devolvió brevemente la emoción al set. Cuando el alicantino buscaba afianzarse y recortar distancias en el marcador, el cinco veces campeón de Roland Garros le respondió con la rotura de servicio y conservó el suyo. La diferencia con el pasado domingo en Montecarlo fue que Nadal encontró la fuga de agua de Ferrer, gracias a su destructora derecha. Esa desigualdad que protagonizó el primer parcial no desapareció en el inicio del segundo. El equilibrio que caracterizó la final monegasca se transformó en un vendaval del mejor jugador sobre tierra batida de los últimos tiempos. Un parcial de ocho juegos a uno desniveló la balanza.

Ferrer, entretanto, seguía buscando la inspiración, la solidez, los intercambios interminables de domingo anterior. La menor duración de los puntos beneficiaba a Nadal , muy inspirado con su derecha en los cambios de dirección y de ritmo. Una rotura de servicio en blanco daba al alicantino lo que necesitaba: confianza.

Pundonor insuficiente

El revés del manacorense comenzó a acoger con inseguridad los tiros del Ferrer. David buscaba dinamitar el golpe menos devastador de Rafa. El balear navegaba entre las dudas provocadas por la remontada del cabeza de serie número cuatro. Del 2-0 se pasó al 2-4. De la seguridad y el control del número uno se llegó al dominio de Ferrer.

La hazaña de romper dos veces consecutivas el servicio de Nadal y lograr cuatro juegos seguidos se quedó ahí. La fortaleza mental que tantos éxitos le ha dado propulsó su renacer en el set. El pundonor y la garra del número seis del mundo eran insuficientes para sujetar al rey de la tierra batida. Ambos gladiadores. Ambos luchadores de la arcilla.

Sin embargo, un solo rey sobre la tierra batida: Rafa Nadal , que no ha perdido en el mes de abril durante los últimos seis años y suma 67 victorias consecutivas en tierra en esta fase de la temporada. El de Manacor disparó sin descanso. El número dos español se defendió sin apenas fisuras. Un maratoniano octavo juego que cayó del lado del manacorense daba la bienvenida a un 'break' y un servicio posterior logrado por el gran favorito.

El bicampeón de Wimbledon cerró el partido con menos sufrimiento que la semana pasada, pero con algo que, por mucho que pasen los torneos y por más que gane y gane partidos, no cesa: su inagotable hambre de victoria. La que le ha llevado a lo más alto.

Con su sexto Trofeo Conde de Godó y ya superado el medio millar de triunfos en su carrera (501), Nadal se convierte en el primer jugador de la era 'Open' que suma más de media docena de títulos en dos torneos diferentes -en Montecarlo suma siete-. Además, ahora tiene un balance de 31 victorias y dos derrotas en finales en tierra batida, una marca solo superada por el argentino Guillermo Vilas (45) y el austríaco Thomas Muster (40).