Charles Manson es conducido al juzgado en diciembre de 1969. :: HAROLD FILAN/AP
Sociedad

«Soy todo lo malo»

El siniestro gurú Charles Manson, de cuya condena se cumplen hoy 40 años, ha roto su silencio con una entrevista concedida a una revista española

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Así habla Charles Manson, el monstruo oficial de Norteamérica: «El bien y el mal van juntos. Tienes que aceptar uno para entender el otro. Tienes que aceptar que eres Dios y darte cuenta de que, del mismo modo que eres Dios, eres el Diablo, que eres todo y nada». Hoy se cumplen 40 años desde que Manson, el gurú que en 1969 envió a sus seguidores a matar gente, fue condenado a muerte, una sentencia que después se le conmutó por la cadena perpetua. Y la edición española de la revista 'Vanity Fair' lo conmemora publicando en su número de mayo una entrevista con él, la primera que ha concedido en veinte años, a la que pertenecen las anteriores reflexiones sobre Dios y el Diablo. No faltará quien encuentre en sus palabras un valioso tesoro de sabiduría oscura, pero, para la mayoría, se trata simplemente de otra porción de la aparatosa empanada mental que Manson fue amasando a finales de los 60, un extravío que habría resultado pintoresco de no revelarse tan contagioso y tan letal.

Las dos jornadas clave en la biografía de Charles Manson fueron el 9 y el 10 de agosto de 1969. Claro que, antes de eso, no era ningún angelito: fruto de un embarazo adolescente, el problemático Charlie cometió su primer atraco a mano armada a los 13 años y pasó su juventud entre correccionales y cárceles por robos, proxenetismo y otros delitos. Cuando lo soltaron, en 1967, presentó una solicitud para continuar entre rejas, porque la prisión se había convertido en su único hogar: había pasado en instituciones más de la mitad de sus 32 años de vida. Pero descubrió que allí fuera, en la California del sueño hippie, se respiraban aires de libertad y de ruptura, que él supo aprovechar para reinventarse como cantautor y gurú. En lo primero no era del todo malo, aunque sus aspiraciones de editar discos y triunfar se vieron frustradas; en lo segundo, en cambio, resultó un auténtico maestro, y pronto reunió a su alrededor un grupo mayoritariamente femenino conocido como La Familia. Su comuna, manipulada con LSD y anfetaminas, se convertiría en el reverso tenebroso del verano del amor.

La parte más demencial de las enseñanzas de Manson tenía que ver con su obsesión por los Beatles. Interpretó el 'álbum blanco' del grupo británico como un mensaje en clave dirigido a La Familia, y en la electrizante canción 'Helter Skelter' vislumbró una guerra entre negros y blancos que desembocaba en el exterminio de los segundos, con la única excepción de su comuna, llamada a gobernar Estados Unidos. El 9 de agosto de 1969, con el propósito de acelerar ese proceso, ordenó a cuatro de sus acólitos que «destruyeran» a todos los ocupantes de una casa de Benedict Canyon: mataron a cinco personas, entre ellas la actriz Sharon Tate, esposa de Roman Polanski, que estaba embarazada de ocho meses y medio y recibió dieciséis puñaladas, muchas de ellas en el vientre. Los seguidores de Manson utilizaron la sangre de Sharon Tate para escribir en la puerta la palabra 'pig', 'cerdo'. La noche siguiente, seis miembros de La Familia acabaron con las vidas del empresario Leno LaBianca y su esposa. También esta vez hubo mensajes con sangre de las víctimas: 'Muerte a los cerdos' y, mal escrito, 'Healter Skelter'.

Manson, con su mirada de profeta tarado y una esvástica grabada en la frente, sirve desde entonces como depurado ejemplo del mal en América. Por algo el cantante Marilyn Manson eligió su apellido para hibridarlo con el nombre de la pobre Marilyn Monroe. Pero también es un icono pop que, en ciertos círculos, despierta algo que solo cabe llamar admiración: la prisión de Corcoran, en California, donde pasa los días cantando y tocando la guitarra, sigue recibiendo en la actualidad cientos de cartas dirigidas a él. Ese mismo fue el procedimiento al que tuvieron que recurrir los periodistas de 'Vanity Fair' España para ponerse en contacto con Manson, hasta que, tras «mucho insistir», uno de sus «hombres de confianza» organizó la entrevista telefónica. Aunque la revista llega hoy a los quioscos, sus responsables han adelantado algunos fragmentos, mareantes ráfagas de frases cortas: «Vivo en el inframundo. No le digo a la gente lo que tiene que hacer. Ellos saben lo que tienen que hacer. Y, si no lo saben, no vienen a mí. Soy muy mezquino. Soy muy mal hombre. Sucio. Estoy en la plaza de toros. No juego. Disparo a la gente. Soy un forajido. Soy todo lo malo», dice. Y también: «Sí, soy un mártir. Pero también soy una víctima. Y soy un ejecutor. Y una presa. Soy ambas cosas. Soy todo. No soy nada».

Obama, «un esclavo»

Más allá de su agotadora filosofía de contrarios, Manson da su opinión sobre Barack Obama -«un esclavo de Wall Street», un «idiota» al que han «engañado para meterse ahí»- y expone sus preocupaciones actuales, centradas en el ecologismo: «Si no nos unimos todos, no habrá planeta, no habrá vida en el planeta». Y, a modo de detalle hacia un medio español, responde a veces en castellano: «La mala hierba no muere», recuerda. Manson es ya un hombre de 76 años que ha estado privado de libertad durante más de sesenta, y la revista desvela que ha recurrido por primera vez a un abogado, el italiano Giovanni DiStefano, famoso por haber defendido a Sadam Husein y Slobodan Milosevic. El letrado ha presentado un recurso ante el Comité Interamericano de Derechos Humanos y ha enviado una carta al presidente Obama, para pedir la anulación de la condena por supuesta vulneración de los derechos de su cliente.

Pero no parece probable que Manson salga de la cárcel a tiempo de ver las tres películas que actualmente se preparan sobre su historia. Una, 'The Dead Circus', se centra en la muerte del cantante Bobby Fuller, que algunas teorías relacionan con La Familia. Otra, 'Eyes Of A Dreamer', ha ganado súbita popularidad al saberse que Marilyn Manson y Lindsay Lohan podrían figurar en su reparto, él como mano derecha del gurú y ella, en el papel de Sharon Tate. Y el tercer proyecto, 'Manson Girls', presta particular atención a las chicas que se unieron a la comuna, fascinadas por el magnetismo y las visiones de su líder, y que después han arrastrado ese estigma durante toda su vida, aun sin haber participado en los crímenes: «Manson causó un montón de víctimas además de las que mató -ha declarado una de aquellas jovencitas, Catherine 'Gypsy' Share-. Destruyó vidas. Se llevó las vidas de todos nosotros».