Editorial

Lenta recuperación

La rivalidad política no debe desviarnos de la senda de la austeridad y las reformas

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El Fondo Monetario Internacional publicó ayer su Informe de primavera, que respira un optimismo contenido. La recesión habría quedado definitivamente atrás, el mundo desarrollado ha emprendido la senda del crecimiento aunque muy lento y con dificultades, y tendremos que acostumbrarnos a convivir con un paro elevado durante varios años. En lo tocante a España, el FMI da por buena la tesis que se ha instalado en todos los escenarios financieros según la cual, por el momento, nuestro país ya está en la senda correcta y no necesitará rescate alguno. En lo tocante a las previsiones de crecimiento, el FMI revisa sus datos al alza y prevé incrementos del PIB del 0,8% y el 1,6% para este año y el próximo respectivamente (sensiblemente inferiores a los que baraja el Gobierno, que son del 1,3% este año y del 2,8% el 2012). Los juicios de valor negativos corresponden, como era de prever, al mercado inmobiliario -en el que los precios seguirán experimentando caídas relevantes- y al desempleo, que seguirá elevado por la combinación de políticas fiscales restrictivas, los costes de la reparación el sistema financiero y el crecimiento por debajo del potencial. Pese a todo y aunque el FMI ha elevado levemente sus cálculos de desempleo en España con respecto al anterior informe, sus previsiones son algo más optimistas que las últimas proyecciones del Gobierno y de la inmensa mayoría de los analistas. Así las cosas, los partidos españoles -con la experiencia portuguesa a la vista- deberían enfrascarse en cumplir la tarea asignada -las reformas estructurales y la firmeza en las políticas de austeridad-para que la rivalidad política, lógica en el período electoral en que estamos entrando, no interrumpa la actual recuperación ni frustre el camino emprendido hacia el crecimiento. A quienquiera que gane las próximas elecciones generales le conviene recoger un país en las mejores condiciones posibles.