EXTERIORES ROBADOS

MURALLA REAL

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Espaciada por la orilla en la Playa de Santa María del Mar, emerge de la arena una intrigante hilera de inmemoriales moles de argamasa. Se trata de los restos de la Muralla Real, que hasta principios del siglo XX circundaba el caserío gaditano hasta el final de las dilatadas fortificaciones de la Puerta de Tierra, según muestra la Maqueta de Cádiz.

Reedifica la imaginación del paseante el formidable muro, cuyo seguro abrigo valió a la ciudad a principios del siglo XVIII su elección como base del monopolio del comercio con Indias: distingue la línea discontinua de bloques por la arena, el trozo de lienzo que sigue en pie, frente a la diáfana plaza-mirador de Santa María del Mar, el murallón del Baluarte de San Roque, y el del Campo del Sur, impresionante panorámica estropeada por los bloques. A lo mejor Cádiz debería plantearse la eliminación de esta antiestética barrera, los bloques, solución de urgencia adoptada contra la erosión marina durante las penurias de la posguerra; existen técnicas que permitirían mostrar nuestras murallas con toda su monumentalidad sin que quedasen desprotegidas frente a los vendavales, como se ve, por ejemplo, en Saint-Malo, en la combatida costa normanda.

Sumergirnos en la pureza elemental que tejen en la Playa de Santa María la arena y el cielo, el sol y el agua, nos da el paraíso; hacerlo entre estos graves documentos de Historia nos regala además el tiempo que fuimos Emporio del Orbe.