Luis María Garralón, médico y sexólogo, proporciona las claves para que los padres acierten en el trato con sus hijos adolescentes. :: L. R.
Ciudadanos

Los padres se alían con el sexólogo

Un grupo de progenitores se reúne cada semana con un experto para resolver dudas y escuchar sus consejos sobre cómo acercarse a sus hijos adolescentes

SANLÚCAR. Actualizado: Guardar
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«Yo con mi hijo nunca he hablado de ese tema, porque creo que todo tiene su momento y no quiero anticiparme. Pero hace unos días me preguntó por una chica... Y yo le conté cómo lo viví cuando tenía su edad». Habla Teresa, madre de un adolescente que comienza su proceso de mutación hacia la vida adulta. El descubrimiento de uno mismo, la sexualidad, los primeros contactos con el mundo exterior, fuera del paraguas de la familia y la escuela transforman su mente en un mundo inexpugnable para sus progenitores que, impotentes, no encuentran el camino para llegar a ellos y ganarse su confianza.

«Lo que has hecho ha sido transmitirle tu propia vida, cuáles eran tus sentimientos, y eso le llega más y le proporciona más información que cualquier otra respuesta de manual». Le responde Luis María Garralón, médico y sexólogo del hospital Virgen del Camino. «Por regla general nunca suelen hacer preguntas y si nosotros nos dirigimos directamente, los asustamos. No hay que obligarlos, es mejor esperar a que ellos mismos vayan pidiendo información». Su auditorio, unos cuarenta padres -mujeres en su mayoría- que se reúnen cada semana en el instituto de sus vástagos para resolver sus dudas y escuchar los consejos de un experto. Se trata de una actividad enmarcada en el programa Forma Joven de la Consejería de Educación, que surgió a raíz de la necesidad por fundar el AMPA y dinamizar su acción en el instituto Botánico, que apenas lleva cinco años en marcha.

«Hay que dialogar desde que son pequeños y no engañar ni colocar cortapisas o echarnos para atrás ante ninguna pregunta. Lo mejor es no darle importancia y responder con naturalidad. Tenemos la ventaja de que no nos equivocaremos siempre que les contemos lo que sabemos, en base a nuestra propia experiencia. Y si no sabemos algo les sugerimos buscarlo en un libro o en internet».

Aprender de los demás

«Yo de momento no tengo problemas con mi hija, de trece años. Pero soy de las que piensan que escuchar a los demás siempre te enseña algo. Y Pili lo explica todo muy bien: cómo hablarles para que nos escuchen, cómo afrontar las preguntas o abordar temas de todo tipo, el sexo, las drogas, qué hacen en la calle, cómo son sus amistades...». Rocío se refiere a Pilar Espejo, orientadora educativa del centro, que por su ubicación geográfica, en las afueras de la ciudad, recibe un perfil de alumno con un nivel sociocultural bajo y hábitos impropios de su edad. «Chicas de trece y catorce años se refieren a sus suegras con total naturalidad. Se sienten muy mujeres de tener novio tan pronto y eso es algo que hay que remediar. Aquí hay que ser militante». Luis les abre los ojos a los padres. «Quizá ustedes se sientan más tranquilos porque piensan que su hija está más protegida, o que eso le puede ayudar a madurar. Pero es un error, porque tras ese estado se puede encontrar una situación de abuso de autoridad sobre ella, o de sumisión hacia la pareja que asume como algo natural, cuando no lo es». Y estas actitudes subyugantes, que casi no se aprecian pueden derivar en otras más graves, como el maltrato psicológico. «Y en el otro también», puntualiza Pilar.

Cada chico, un mundo

Ni siquiera los que ya han pasado por el trance de la pubertad se libran de la inseguridad que provocan las actitudes de sus hijos. «Porque cada uno es diferente. La adolescencia de uno no tiene nada que ver con la de otro. Puedes tener un hijo más tranquilo o dócil, que uno más rebelde e inquieto». Pero tres reglas que sirven para todos: la necesidad de respetar sus opiniones, sus formas de actuar, pero dejando claros los límites. «En estos tiempos creo que ya no vale eso de levantar la mano. Pero los padres nunca deben perder la autoridad».

El 'Aula de reflexión' es otra experiencia que está dando muy buenos resultados en el Botánico. Se trata de realizar de seis a ocho sesiones al mes en la que un profesor voluntario y preparado para ello trabaja individualmente o por parejas con alumnado que está acumulando partes de incidencia. «Pretendemos hacerle reflexionar sobre lo que hace y qué alternativas tiene para mejorar». Por todo ello el centro recogió en enero una Mención Honorífica de la II Edición de los Premios Anuales a la Promoción de la Cultura de Paz y Convivencia Escolar de Andalucía.