Opinion

Nueva o vieja Batasuna

La izquierda 'abertzale' deberá dar más garantías sobre su compromiso democrático

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La presentación a cargo de Rufi Etxeberria y de Iñigo Iruin de los objetivos políticos y de los argumentos jurídicos en los que la izquierda 'abertzale' basa su iniciativa de convertirse en un nuevo partido representa un paso dado en el último momento para intentar concurrir a los comicios locales y forales del próximo 22 de mayo, y sobre cuya suficiencia deberán pronunciarse el Tribunal Supremo y en su caso el Constitucional, dado que probablemente la Fiscalía General y la Abogacía del Estado procedan a impugnar la inscripción de la nueva formación. Etxeberria e Iruin trataron ayer de conectar con sus seguidores asegurándoles que el proyecto histórico de la izquierda 'abertzale' continúa en pie, al tiempo que intentaban persuadir a los poderes del Estado y al resto de la opinión pública sobre la irreversibilidad de su adiós a las armas, especialmente sobre su convicción de que la tregua anunciada por la banda terrorista no tiene vuelta atrás. Dos empeños imposibles de conciliar, puesto que la integración democrática de la izquierda 'abertzale' depende de que rompa con su pasado, evitando toda reivindicación exitosa del mismo. El portavoz más significado de la izquierda 'abertzale', Rufi Etxeberria, anunció que el nuevo partido «rechaza y se opone a la violencia de ETA, si la hubiera, en cualquiera de sus manifestaciones». El problema que tal manifestación implica en el plano jurídico es que elude considerar la propia existencia de ETA como una violencia latente que coarta la libertad y amenaza la seguridad de miles de ciudadanos. La izquierda 'abertzale' se equivocaría si interiorizase su presentación del palacio Euskalduna de Bilbao como el esfuerzo máximo que debe realizar para asumir las reglas de juego de la democracia. Los matices que ha de añadir a sus manifestaciones de ayer deben abundar no en la renuncia genérica al uso de la violencia sino en el reconocimiento del daño causado por el terrorismo; no en el pronóstico sobre la irreversiblidad del proceso sino en la explícita llamada a ETA para que abandone las armas de una vez y para siempre. Independientemente de las resoluciones que adopten los tribunales, éstas son las exigencias que los partidos, las instituciones y la mayoría de los ciudadanos trasladan a la izquierda 'abertzale' para reconocerla como nueva..