Manifestación el pasado octubre reclamando medidas contra el paro en Jerez. :: J. FERNÁNDEZ
Jerez

El pan nuestro de cada día

La gente desea hoy en día puestos de trabajo, y si son fijos y para toda la vida, mejor todavía

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Creemos que cuando el Evangelio nos habla del pan, lo hace figurativamente, es decir, como si del agua u otra necesidad básica se tratará. Estamos seguros de que si el Padrenuestro se redactara en la actualidad, cambiaría el pan por el trabajo, ya que éste es un bien escaso sin el cual la adquisición del pan es imposible. Que el trabajo escasea no nos cabe la menor duda, pero también es cierto que el mundo no se ha parado, la vida continúa y las cosas se tienen que seguir haciendo, luego trabajo, aunque poco, tiene que haber, lo que ocurre es que hay que buscarlo, el que sea y como sea, ya que es mucha la demanda y escasa la oferta.

La queja es general, por lo que oímos con demasiada frecuencia la falta que existe de empleo, pero yo creo que la gente más que trabajo lo que desea son puestos de trabajo y si son fijos y para toda la vida, mejor.

Es absurdo pensar que va a venir alguien con capacidad de generar los millones de empleos que la sociedad demanda, satisfaciendo a todo el que lo necesite, aunque el país no sea industrioso y no tenga posibilidad de producir empleo. Puestos de trabajo hay los necesarios, es decir, los que las empresas necesitan y, mientras las empresas se muevan por las cuentas de resultados, no van a tirar piedras sobre sus propios tejados.

Debe ser que ando unas décadas atrasado. Yo sabía que los ayuntamientos eran meras oficinas de administración que gestionaban los impuestos de los ciudadanos para llevar el mantenimiento de nuestras ciudades, pero ignoraba que se hubieran convertido en oficinas de empleo en las que se colocaban a las personas aunque no hubiera trabajo, para lo que, si hacía falta, se creaba el puesto; lo importante era tener gratis un buen número de estómagos agradecidos.

Téngase en cuenta que se les pagaba con dinero ajeno, no teniéndose por ello que rendir cuentas a nadie y que a la postre, al tener más gastos que ingresos, la empresa entraría en bancarrota.

Espíritu de lucha

Como decíamos al principio, el trabajo escasea, pero el que se lo propone termina encontrándolo, la cuestión está en buscar un problema y pensar si uno es capaz de solucionarlo, ofrecerse y poner el alma en ello. Nuestros conocimientos y espíritu de lucha harán el resto, por lo que el éxito estará asegurado y con él la continuidad de la actividad laboral.

Trabajamos poco: lo dicen los técnicos y lo confirman los empresarios y analistas que nos visitan y evalúan las horas que trabajamos, sobre todo, lo poco que rendimos, es decir, la escasa productividad de la que hacemos gala. Los trabajadores se quejan de que el salario es bajo, pero más baja es la productividad, por lo que al final se termina cobrando lo poco que se produce. Si a esto le sumamos el absentismo laboral, las huelgas violentas... el resultado es que hasta las grandes empresas y compañías terminan cerrando y marchándose a otro país más trabajador y menos conflictivo. Sí, porque nuestras huelgas no son precisamente a la japonesa, sino todo lo contrario. Yo diría más, son huelgas con una enorme carga de irresponsabilidad. ¿Cómo se pueden pedir mejoras salariales, si uno mismo destruye la fuente de esas posibles mejoras?

Recordemos la dolorosa huelga de vid que sumió a Jerez en uno de los mayores caos de su historia, en donde los piquetes -a punto de ser molturada- contaminaban la uva con Zotal. Como éste, se contaron por decenas los actos de sabotaje y vandalismo que sufrió el sector, con lo que era fácil de comprender que esos actos destructivos no conducirían a mejora alguna, sino al desánimo empresarial y a la huida de los inversores y con ello a la caída de los puestos de trabajo, el equilibrio laboral del sector, el bienestar de los trabajadores...

No nos queda muy lejos el ejemplo de Delphi, en donde los inversores americanos, cansados de huelgas violentas, absentismo laboral, robos y pillajes... pusieron pies en polvorosa y eso fue, inclusive, después de haber aceptado y estado a punto de firmar el último convenio, cuyas largas conversaciones colmaron el vaso, haciéndolo rebosar la gota de la intransigencia. Al final, ¿quién ha perdido? Toda la provincia; la mayoría de los pueblos que circundan a la capital se han visto afectados por la pérdida de los cientos de puestos de trabajo que ha supuesto la marcha de la multinacional a países menos subversivos y honrados con los inversores, que en suma son los que crean empleo y riqueza allí donde se asientan y que no tienen porque asumir las perdidas -que según las estadísticas se contaban en millones- debido al absentismo laboral, que en tiempos de carnaval ascendían al 40%. O la cantidad de material que se esfumaba de almacenes y talleres.

Tal era la casualidad que suponía ver en las famosas barbacoas de la playa de la Victoria material de seguridad con las siglas de Delphi, tales eran guantes anticalóricos, ropa de trabajo y otros complementos de equipamientos de la referida empresa. El resultado todavía coletea: una ingente pérdida de puestos de trabajo y menos futuro y la Junta de Andalucía tapándole la boca a los subversivos con el dinero de todos los andaluces.

Idéntica problemática se le presenta a la empresa Suzuki Santana en Jaén, donde, en vez de para ir al carnaval, los trabajadores se dan de baja para trabajar en la economía sumergida que en aquella provincia abunda en el sector olivarero. El resultado será el mismo, al final la marca japonesa se irá a Marruecos, donde los marroquíes cobran menos y rinden más.

Tarde o temprano se habrá de implantar el sistema de trabajo adoptado por los alemanes, en el que se cobra según se rinde; porque no es justo que un trabajador tenga el mismo sueldo que su compañero siendo la producción de uno superior a la del otro. Agravio comparativo que tarde o temprano termina por arrastrar al resto de la plantilla, dando como resultado la ínfima productividad de la que se quejan los inversores.

Rezamos continuamente la oración del Padrenuestro para que no nos falte el pan de cada día, pero no olvidemos que a Dios rogando pero con el mazo dando.