Economia

La Seguridad Social cierra el año con superávit por invertir en deuda española

El sistema salva 2010 con un excedente de 2.832 millones de euros, una cifra equivalente al 0,22% del PIB

MADRID. Actualizado: Guardar
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La Seguridad Social atesora «fortalezas» que le están permitiendo sortear la fase más dura de la crisis, celebró el secretario de Estado, Octavio Granado, en la presentación del cierre del ejercicio. Gracias a ellas, el sistema ha podido saldar el año con un superávit de 2.382 millones -una cifra equivalente al 0,22% del Producto Interior Bruto- inferior en un 70% al excedente de 2009, y 400 millones por debajo de lo presupuestado.

La desviación de la inflación en 1,3 puntos y la consiguiente compensación a los pensionistas engordó la factura de gastos, pero los 2.661,4 millones cobrados en concepto de intereses por invertir la 'hucha de las pensiones' -que ya cuenta con 64.375 millones- ayudaron a que el sistema no incurriera en 'números rojos'.

El Fondo de Reserva está invertido básicamente en deuda española, esa misma que, con su encarecimiento, inquieta al Ministerio de Economía por su repercusión en los pagos del Estado. La subida provocada por la crisis de los países 'periféricos' aumentó los intereses percibidos por el sistema de la Seguridad Social en unos 600 millones con respecto a lo previsto. Tan solo en el periodo 2004-2008 los gestores de este fondo adquirieron deuda de Francia, Holanda y Alemania porque el Tesoro español realizó en esos ejercicios emisiones muy cortas -eran tiempos de bonanza- y había que dejar hueco a otros inversores en el mercado secundario.

Granado parafraseó a San Agustín -«si me analizo, no me veo inteligente, pero si me comparo, ya es otra cosa»- para destacar que los resultados del sistema se miden bien, en un año especialmente complejo, con los de países como Alemania, que ya ha anunciado que cerrará el ejercicio con déficit. También matizó Granado que, cuando se presenten las cuentas del epígrafe conjunto de la Seguridad Social dentro de las administraciones públicas, los saldos del Servicio de Empleo y del Fogasa arrojarán resultados negativos. A la vista de algunas informaciones filtradas por las autonomías, solo el Estado parece anticipar un comportamiento algo mejor que el objetivo.

El sistema de la Seguridad Social ingresó el pasado año 122.484 millones de euros, un 0,94% menos que en el ejercicio anterior. A causa de las menores retribuciones y de la incidencia del desempleo, las cotizaciones de los trabajadores se quedaron en 105.682 millones, 1.220 millones menos, y una cuantía un 0,6% inferior a las estimaciones iniciales. Además de los ingresos patrimoniales -intereses del Fondo de Reserva y otros- el sistema captó por tasas y otros ingresos 1.275 millones adicionales, un 3,26% más que en el ejercicio anterior, como consecuencia en los recargos de apremio e intereses de demora en la recaudación de cuotas.

El secretario de Estado explicó que la Seguridad Social mantiene una política de aplazamiento de pagos a empresas por un importe de unos 8.000 millones de euros que, en el punto crítico de la crisis, repuntó por encima de los 9.500 millones. Aproximadamente la mitad de las compañías se ponen al corriente de sus deudas en el plazo previsto y otras no lo consiguen, reconoció. Para facilitar las cosas, cuando la empresa tiene pendiente algún cobro con las administraciones públicas, ese importe le sirve de garantía.

En el extremo opuesto, la desviación de la inflación elevó la partida del gasto en prestaciones. La factura de las pensiones contributivas se elevó a 95.714 millones de euros, con una subida anual del 6,38% que abarca, además de la actualización para compensar el aumento de los precios -1.229,42 millones de la 'paga única' de enero-, el efecto de la tasa de reposición: las pensiones de los jubilados recientes son más elevadas que las que venían cobrando quienes causan baja por defunción.

El gasto en incapacidad temporal registró un importe de 6.839,44 millones de euros, con una reducción del 4,69% que responde, según Granado, a la intensificación de las medidas de control.