Un grupo de personas reza y homenajea a las víctimas de la matanza de Tucson en la iglesia católica de Santa Odilia. :: AP
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El 'Tea Party' se exculpa del tiroteo

La exgobernadora de Alaska acusa a los periodistas de «manufacturar un libelo de sangre que sólo incita al odio» Sarah Palin reaviva la crispación política con un vídeo cuatro días después de la masacre de Arizona

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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El intenso debate suscitado sobre las causas profundas de la tragedia de Arizona apunta de manera inevitable a figuras significativas de la política y los medios por incentivar lo que aquí se ha denominado retórica extremista. Aunque demócratas y republicanos tratan de evitar que el asunto se convierta en una nueva trinchera que agriete aún más las relaciones entre ambos partidos, una amplia representación de intelectuales, periodistas y hasta famosos de Hollywood sitúan al radicalismo del Tea Party y a su líder, Sarah Palin, como los elementos que más han contribuido a exacerbar las pasiones en un sector de la sociedad. Como ejemplo de tan peligrosa dinámica, algunos críticos citan cómo Jared Loughner, el responsable de la matanza de Tucson, presumía en Internet de compartir los principios ideológicos de este movimiento.

Otra de las piezas clave que hace de potente amplificador de las soflamas de la derecha más reaccionaria es el comentarista televisivo Glenn Beck. Desde su púlpito en la cadena Fox, Beck encandila cada día a millones de estadounidense con una retórica belicosa hacia todo lo que tiene que ver con la gestión del Partido Demócrata. El problema, se aduce, es que sus palabras escapan a las reglas elementales de la crítica política y son proclives a generar odio, lo que, unido a su encendida defensa de las armas de fuego, lo convierte en una influencia temible.

Acosada desde varios frentes, la exgobernadora de Alaska optó ayer por dar la cara en un cuidadoso mensaje de vídeo en el que rechaza frontalmente las acusaciones que ha recibido de ser una de las responsables, por su actitud política, de la matanza de Arizona. «Los actos de criminalidad monstruosa responden a sí mismos», sostuvo Palin, añadiendo que esos incidentes «comienzan y terminan con los criminales que los cometen». A lo largo de los últimos dos años la excandidata a la vicepresidencia por el Partido Republicano se ha hecho muy popular por rescatar, hasta sus últimas consecuencias, el espíritu del Tea Party original, el movimiento que tras desafiar por las armas a los británicos abrió la lucha por la independencia de EEUU. En una de sus frases más sonadas cuando está en campaña, Palin dice a los suyos que «no hay que retirarse, hay que recargar».

Durante la campaña para las elecciones de noviembre pasado, la web de Palin marcó con el dibujo de un punto de mira los distritos 'blancos' del esfuerzo de los conservadores, y entre ellos estaba el de la congresista herida en Arizona Gabrielle Giffords. Varios analistas entienden que este tipo de estrategia, sumada al tono de sus discursos, ha podido ejercer algún efecto en la mente desequilibrada del atacante de Tucson.

En su declaración de ayer, la exgobernadora se sacudió cualquier responsabilidad indicando que «especialmente cuando han pasado pocas horas de una tragedia, los periodistas y comentaristas no deberían manufacturar un libelo de sangre que solo sirve para incitar el mismo odio y la misma violencia que supuestamente condenan». La expresión «libelo de sangre» se refiere a las falsas acusaciones de las que fueron víctimas algunas minorías religiosas como los judíos, a los que se culpaba de matar a personas para usar su sangre en rituales.

Palin añadió que el debate político en Estados Unidos siempre «ha sido acalorado». «¿Cuándo ha sido menos acalorado?», dijo la exgobernadora, preguntando si «lo era en aquellos 'tiempos más calmados', cuando los políticos resolvían sus diferencias, literalmente, con pistolas de duelo». Prefirió omitir en su argumentación una referencia a épocas más modernas.