el rayo verde

Doña Blanca, la gran oportunidad

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El proyecto de parque arqueológico en Doña Blanca es una gran oportunidad de futuro para la Bahía. Así lo han entendido las instituciones políticas, académicas y ciudadanas de la provincia, que respaldan la idea que Juan Manuel Balaguer lanzó hace ya más de un par de años, un tiempo que se ha ido en gestiones domésticas e internacionales, hasta articular lo suficiente el entramado del asunto como para presentarlo ahora en sociedad, junto con unas jornadas académicas.

Para acercarnos a comprender su importancia es preciso centrar el foco, afinar la mirada: no se trata sólo de un proyecto cultural («¡piedras!», decía con desprecio un antiguo redactor jefe que tuve)sino también turístico, urbanístico y es preciso despejar las dudas que también estas palabras suscitan en nuestro imaginario, sacudido por cantamañanas y especuladores y también por fatalistas e indolentes, por un descreimiento general que esconde demasiadas veces falta de emprendimiento, de ganas de pelea.

Balaguer, gaditano de conocida familia y de vida empresarial cosmopolita y aventurera, vuelve a casa, mira a su tierra y quiere hacer algo, aportar su enorme experiencia, sus contactos, en una idea que puede resultar. Más allá del lenguaje administrativo, se trata de «poner en valor» la riqueza arqueológica de la provincia y convertirla en beneficio contante y sonante para sus ciudadanos. A diferencia de otras declaraciones similares que hemos oído tantas veces en las últimas décadas, esta vez hay detrás un espíritu indomable, el de Balaguer, y una iniciativa privada con dinero y unas razonables expectativas de atraer más «cash», incluso en esta difícil crisis. La Universidad, los ayuntamientos de la Bahía, la Diputación, los empresarios, también este periódico y este grupo de comunicación han creído en el proyecto y están dispuestos a apostar por él.

La ciudad fenicia, su necrópolis, la bodega tardorromana, el espacio mágico de las canteras de la Sierra de San Cristóbal, que ya hace mucho enamoró a César Manrique, la línea de costa de la Antigüedad que se vislumbra en el paisaje son un activo incontestable. Pompeya, Siria, Jordania han sabido rentabilizar su riqueza arqueológica y convertirla en un foco de atracción del turismo internacional. Aquí podemos además añadir un buen nivel de comunicaciones y de desarrollo, un montón de atractivos más para apuntalar una oferta de ocio y cultura. Parece un póker de ases.

Diego Ruiz Mata, el «padre» de Doña Blanca, cree que es «la última oportunidad» para luchar contra el paro en la Bahía. Podrá no salir, pero peor sería no intentarlo y, desde luego, nunca ha habido una iniciativa tan seria por estos pagos. Como un mantra, quizá sea ya hora de estar dispuestos a decir «yo sí creo que puede ser posible», en vez de mantener a toda costa la desesperanza y el pesimismo que a algunos les resulta tan rentable. Ya estamos hartos de pájaros de mal agüero. www.blogsdecadiz/elrayoverde