EXTERIORES ROBADOS

AZULEJOS

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Ningún museo en el mundo posee una colección de azulejos tan vasta como la que atesora la ciudad de Cádiz. Sus casapuertas, sus patios, sus escaleras señoriales son los expositores inigualables de una inmensidad de formas y colores que nos preserva el fruto del ingenio de las generaciones precedentes. Barroco, neoclasicismo, déco, regionalismo, pueden desfilar ante la mirada de una tarde de paseo.

Se da la paradoja de que los mejores ejemplares se encuentran en las fincas más descuidadas, que han sorteado por el momento derribos o reformas integrales. Es acuciante, si pretendemos conservar esta riqueza, cambiar los hábitos constructivos; evitar los derribos (ni de fachadas ni de interiores); dejar de solucionar un deterioro o una pérdida parcial con la eliminación total de un paño de azulejería. Las administraciones deberían concienciar a propietarios e instruir a constructores. De otro modo, tendremos que seguir gozando de estos tesoros compulsivamente, pensando que cada vez que los vemos puede ser la última.