Elías Rodríguez Picón con el Santísimo Cristo de la Sed. :: J. V.
Jerez

"Nunca termino de estar satisfecho con mi trabajo"

Elías Rodríguez Picón Escultor

ROCIANA. Actualizado: Guardar
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Perfeccionista, metódico. Tremendamente autoexigente. En la misma presentación del Cristo de la Sed, ya le buscaba posibles mejoras, detalles que le hagan crecer como imaginero. Un profesional comprometido con la historia, y tremendamente actual. Es Elías Rodríguez Picón, el escultor que ha hecho posibles las ilusiones de la Agrupación Parroquial del Santísimo Cristo de la Sed.

-¿Cuándo le llegó este encargo?

-Curiosamente, por correo electrónico, el mismo día que el cumpleaños de mi hija, un 5 de agosto de hace ahora dos años. Desde el principio tuve gran interés en hacer esta obra, por ser para Jerez, referente de la Semana Santa andaluza y por ser un crucificado.

-¿Tanto compromete una imagen de Cristo en la cruz?

-Te desnuda. Deja al descubierto tus virtudes, y también tus defectos como escultor. Un crucificado es la talla más complicada para un imaginero, porque todo, incluso la policromía, está al desnudo. Era mi primer crucificado en cruz, ya que tengo un Descendimiento en Guadix, y el reto y el desafío eran grandes, y mucho más, sabiendo que era para Jerez.

-¿Está satisfecho con el resultado final de la obra?

-¡Nunca estoy satisfecho! Estoy viendo salir la obra del taller y ya estoy pensando en qué pude mejorarla. Esa autoexigencia es la que te hace mejorar, la que te hace crecer y superarte cada día. Acepto la crítica, pero no me nubla, no me distrae del camino que quiero recorrer. Pero desde luego es el Cristo que quería hacer, dice lo que yo quería decir, y tengo que agradecer a la Agrupación Parroquial el trato exquisito que me han dispensado. Es, sin duda, la obra que más a gusto he realizado. Me han dejado libertad creativa, han respetado en su totalidad mi trabajo. Ellos me dijeron qué querían, pero me han dejado ejecutar mis ideas con total libertad. Y eso, hoy en día, es difícil de encontrar en las cofradías.

-¿Qué quería decir con el Santísimo Cristo de la Sed?

-Intento dulcificar el dolor. Pese a las dimensiones del crucificado, que mide 207 centímetros, quería que la dulzura de su mirada invitara a la meditación, a la oración. Trato por todos los medios de no rozar el realismo excesivo, intento que el dolor no distorsione la contemplación de la obra. Quería que fuera una imagen cómoda de mirar, y cómoda de rezar. Quería convencer con una mirada dulce.

-Es su segunda obra en Jerez tras la Virgen del Refugio.

-Aspiro a convertirme allí en un referente. Y más con tallas como éstas, de gran compromiso y riesgo. He apostado fuerte realizando un crucificado, el primero, para Jerez, y para una hermandad que lucha por entrar en la Semana Santa jerezana. Tengo muchísima ilusión por llegar a Jerez el día 10 de septiembre, y asistir en San Miguel a la bendición de la imagen. Esa ilusión es la que te hace ser valiente, y aceptar este tipo de encargos. Es pronto aún para valorarla, pero espero que sea una imagen de culto en Jerez.