Es optimista, pero lamenta el daño que la CNC ha hecho a la imagen de la Denominación. :: J. FERNÁNDEZ
Jerez

«Competencia ha desoído nuestros argumentos, pero la Audiencia los tendrá en cuenta»

Jorge Pascual Presidente del Consejo Regulador del Vino de JerezDefiende la necesidad de un plan global para el Marco que piense en las ventas, busque el equilibrio con el viñedo y articule mejor el sector

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Siete años dan para mucho, sobre todo si se está al frente de una Denominación de Origen tan convulsa como la del jerez en la que los problemas internos se mezclan con varapalos como el que ha dado al sector la Comisión Nacional de la Competencia. Por eso, Jorge Pascual, que acaba mandato en septiembre, apenas sabe por dónde empezar su balance.

-¿Como calificaría sus dos mandatos al frente del Consejo Regulador del Vino?

-Ha sido un periodo intenso, de un gran desgaste institucional y con gran dificultad para llegar a acuerdos. Al mismo tiempo ha cambiado la imagen del Consejo Regulador, que es ahora más moderno y está más al servicio de las firmas por la informatización. Pero si hay que destacar algo es la faceta promocional, el haber creado el Aula de Formación y haberla asentado con una media de 5.000 personas. Ahí hemos hecho posible nuestro objetivo de llevar el jerez a la mesa y mezclarlo con la gastronomía.

-Resuélvame una duda. ¿Si todos los prescriptores hablan bien del jerez por qué no mejoran entonces sus ventas?

-Tal vez porque las campañas de promoción que hemos hecho han ido dirigidas a los profesionales, sumilleres y chefs, donde hemos encontrado una receptividad enorme. Pero quizá en toda esa labor de promoción nos hemos olvidado del corazón, de los que deben consumir, y por eso en los últimos años hemos dado un giro en ese sentido. Porque los profesionales valoraban el producto pero luego no se lo ofrecían a la gente, y por tanto la gente no lo pedía.

-¿Están encontrando nuevos públicos para el vino?

-Están cambiando las cosas, pero la tendencia es lenta. El mundo de la publicidad es difícil, no es una época propicia. Pero se van recogiendo frutos. Sobre todo, creo que estamos empezando a desestacionalizar el consumo: somos el vino por excelencia de ferias y romerías, pero ya estamos también más allá.

-Va a cerrar el mando con una muy mala noticia, la nueva sanción de la Comisión Nacional de la Competencia. ¿Puede ser la puntilla final para el sector?

-Es un tema preocupante por diferentes aspectos. Por un lado el tema económico, porque el balance de las empresas no está para responder a esta multa tan desproporcionada. Gracias a Dios las empresas están muy diversificadas, son sólidas, pero creo que hay que ir a la Audiencia Nacional porque esto no tiene lógica. Pero lo que realmente me preocupa es la imagen, el aparecer con la palabra 'cártel' tan reseñada. Este sector siempre ha consensuado, hasta en los peores momentos, para llegar a acuerdos.

-¿No se ha entendido el tema del cupo de ventas?

-Es algo muy especializado, y nada más que de aquí, porque los vinos del Marco son prácticamente los únicos que se envejecen. No es fácil regular la calidad del producto, y lo único que trataba de controlar el cupo era eso. Entiendo que la palabra 'cupo' puede chirriar, y así ha pasado con Competencia, que sólo ha analizado esto desde su punto de vista unilateral, que es competencia pura y dura, y ha desoído lo que es la OCM, la PAC y la actividad del propio Consejo Regulador. Si de cuatro patas quitas tres, pasa lo que pasa. Y queda el sinsabor de que no se trata sólo de esa primera denuncia que multó al Consejo, sino que luego llega una segunda donde están metidas bodegas de gran prestigio, y luego la tercera, más ridícula todavía, donde implican hasta a asociaciones de agricultores por un plan que siempre estuvo auspiciado por la Junta.

-¿La CNC no entiende el papel del Consejo, ha habido falta de interés o es que han querido dar un golpe ejemplarizante?

-Ha sido una mezcla de todo. Primero que allí son principalmente economistas, y luego que se han obsesionado. Nosotros hemos ido con documentación amplísima, justificándolo todo, pero lo han desoído. Y sí que ha habido saña, porque la nota de prensa no tiene desperdicio y hasta ha sido traducida a otros idiomas cuando ni siquiera ha acabado el proceso. Pero yo soy positivo, y creo que la Audiencia Nacional sí va recoger todos los aspectos que tienen que ver con esta historia. En este sentido, también es importante la ayuda de la Junta, que está apoyando, y que no lo haría con la contundencia que lo ha hecho si no lo viera claro.

-¿Ha dañado realmente esta sanción a la imagen de la Denominación de Origen?

-Claro, porque da la sensación de que somos un cártel que vamos por ahí haciendo acuerdos de todo tipo, y creo que los precios del vino de Jerez demuestran que no se ha querido perjudicar y que no se sangra el bolsillo al consumidor, que jamás ha percibido ninguna subida.

-Desechado el cupo, ¿qué control de la calidad rige ahora?

-El vino de Jerez necesita regular la calidad de lo que sale al mercado, pero ahora de lo que se habla es de una vejez promedio que viene recogida en el Reglamento y que dice que la edad debe estar por encima de dos años. Y lo complementa con un pliego de condiciones que especifica clara y técnicamente cada tipo de vino que se hace y que se va a comercializar. Ese cociente entre las existencias y las ventas de productos con más de dos años es el que fija la cantidad de producto.

-El Reglamento del Vino ha sido otro de sus caballos de batalla. ¿Está satisfecho de verlo por fin aprobado?

-No ha sido una tarea fácil porque sectorialmente siempre tendemos a mezclar unas cosas con otras, y aunque el Reglamento es algo para siempre, un marchamo de futuro, a veces ha estado sometido a situaciones coyunturales como los excedentes y la falta de precio, y la negociación se trababa. Era difícil desligar una cosa y otra, y eso hacía que los avances que teníamos acordados se quedaran en la mesa hasta que salía adelante un plan estratégico. Hemos tenido varios planes, y eso ha ralentizado el Reglamento hasta que lo aprobó la Junta.

-¿Ha sido siempre una aliada la administración autonómica?

-Esta relación ha tenido cercanías y alejamientos. Pero es verdad que la Junta siempre ha estado ahí. En algunos momentos ha habido cierta confusión sobre la figura de la tutela. El Consejo es un organismo de derecho público, y por tanto mezcla las facetas públicas y privadas. Esa faceta privada hay que saberla respetar en un momento determinado, y si se toman acuerdos no deben tener injerencias en las decisiones de las empresas. Pero cuando da la cara, como ante la CNC, lo ha hecho de forma contundente.

-Hay muchas opiniones distintas a la hora de plasmar la petición de que los productos complementarios sean originarios del Marco.

-Hablar de mosto concentrado rectificado con uva de la zona hace siete años era impensable, y ahora ya se asume con naturalidad. A mí me da la sensación de que lo que están diciendo unos y otros es exactamente lo mismo, lo que pasa es que las bodegas buscan la rentabilidad económica del producto y piden que lo que se elabore aquí sea competitivo. En ese sentido, la apuesta de la Junta por ese plan de viabilidad es una buena idea para aprender a hacerlo aquí como se hace fuera.

-La vendimia está ya en puertas, y ha tenido una previa muy movida. ¿Es el momento de que también los viticultores se adapten a las circunstancias?

-El productor lo ha ido haciendo introduciendo tecnología, reduciendo el cultivo, optimizando y volviéndose más competitivo. Pero estamos en medio de una revolución y aunque los precios que se están pagando por la uva no están cerca del umbral de la rentabilidad, también es cierto que tampoco hay necesidad de uva. Estamos ahora mismo en medio de una polvareda en la que todos tenemos las ideas claras, pero se están mezclando muchas cosas y necesitamos un poco de viento para ir marcando las bases del futuro con un plan global y muy concreto que piense en las ventas.

-¿Tiene claras cuáles son las bases de ese plan de futuro para la Denominación?

-Hay que pensar en los mercados, ya que tenemos la suerte de estar en los principales, y con experiencia comercial. Existe un debate sobre el concepto del jerez, porque las empresas que quieran pueden seguir viviendo del volumen, pero también hay que dar cancha a las que quieran apostar por el prestigio. En esa línea, yo no abandonaría la línea del BOB, la marca blanca. Hay segmentos en los que no debemos estar, el más agresivo, pero hay prestigiosas cadenas que presumen de la calidad del producto que lleva su propia marca. Ese tipo de BOB hay que mantenerlo, no hay que satanizarlo.

-¿Y el resto de aspectos, como la producción?

-Esa sería la segunda pata. Normalmente se pone la producción siempre delante, pero creo que lo importante es vender porque si no no se puede continuar. En ese debate hay que equilibrar qué viñedo hace falta, y al que no haga falta ofrecerle la posibilidad de diversificación. Evidentemente los vinos blancos y los tintos son una gran oportunidad, pero no son suficientes. Por eso hay que hablar de productos complementarios, y también de enoturismo. La tercera pata debe ser la articulación del sector. Se ha dado un paso importante con el Reglamento, pero tenemos que volver a contar con asociaciones fuertes y representativas, y con un Consejo vertebrado en el que no deben primar los intereses de las organizaciones.

-¿Las próximas elecciones al Consejo pueden dar un empujón a este plan global?

-Año nuevo, vida nueva. Es un cambio, será gente nueva, y eso en un momento dado puede hacer que brote otra vez la ilusión.

-¿Cambiarán esos comicios del 3 de septiembre los equilibrios en la Denominación?

-En estos siete años lo que me ha resultado curioso es que en un momento dado no se entiendan las normas democráticas y pese a que se aprueban las cosas por mayoría haya una minoría que trate de imponer su criterio. Eso no puede ser. Y respecto al futuro, es importante que en esta corporación que defiende los intereses económicos las votaciones vayan a ser por hectáreas y por litros. Eso va a hacer que sea un órgano más abierto. Sobre el debate de la paridad, se garantiza que las decisiones que se tengan que tomar del lado productor o del bodeguero deben contar con al menos el 50% de los votos de los implicados.

-¿Al votar por hectáreas no se da más poder al que más tiene?

-Por lo pronto el viñedo pequeño cuenta con un vocal más en las cooperativas, que son las que de verdad representan al viticultor de menos de 10 hectáreas. Si pensamos que hay siete cooperativas en el Marco y hay cuatro vocales para ellas, es una buena representación. Pero es que además se ha añadido otro vocal más de los independiente para ese grupo de menor superficie, por lo tanto hay cinco vocales (de diez posibles) para los más pequeños.