Cartas

Fútbol y esfuerzo solidario

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Unas palabras simplemente para ahondar en la importancia social y mediática de un deporte como el del fútbol. Si todos los vecinos y ciudadanos lográramos juntar voluntades para un proyecto común con tanto entusiasmo como despierta a muchos el fútbol, muchas cosas en España cambiarían. Por ejemplo, si juntásemos dos millones de personas -por decir una cifra- a cuidar los árboles, a cuidar el medio ambiente, a sembrar árboles, a visitar a los enfermos, a ayudar a otros, a crear una unión o una hermandad tal y como la que despierta este deporte, otro gallo nos cantaría. Por ello, los políticos, los sociólogos y cualquier ciudadano interesado en el tema deberían de meditar muy mucho en cómo transformar estas energías sociales para bien de la colectividad. Un partido de fútbol llama, por ejemplo, más la atención que el estado lamentable de desempleo de muchas familias, o que problemas tan graves como las dependencias, el alcoholismo, o el aumento de los delitos por la crisis, los engaños y la aparición cada día de más truhanes y demás personas que han aumentado su conducta delictiva y la picaresca. Que esta hermandad solidaria del fútbol como desideratum debiera ser extrapolable a otras áreas de la vida, a no ser, claro, que a algunos no vean con buenos ojos como la unión o voluntad social pudiera verse transformada en la consecución de otros objetivos menos rentables o más delicados, tales como la huelga, la desobediencia civil, la objeción política o de conciencia, o cualesquiera otras uniones que pusieran en tela de juicio el trance por el desierto que esta sociedad atraviesa con la crisis acuestas. Y sirviera esta unión para dar a muchos qué pensar, o cómo transformar las cosas. Si la unión hace la fuerza, que el ejemplo del fútbol cunda ejemplo para todos, porque fray ejemplo es el mejor predicador.