MUNDO

El general Petraeus tiene un año para encauzar la situación afgana

La protección de los civiles, la lucha contra la corrupción, la formación de las fuerzas locales y la reconciliación son sus principales retos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los talibanes dan la bienvenida al general David Petraeus seguros de que «no es más listo» que su antecesor, Stanley McChrystal. Un portavoz del grupo fundamentalista insistió en que «Estados Unidos no puede ganar la guerra ni por la fuerza ni cambiando de generales. La única solución radica en la retirada». Es el mensaje de bienvenida de los radicales, cuya presencia se extiende cada día por las 34 provincias del país centroasiático pese a la presencia de 120.000 soldados extranjeros, el máximo número de efectivos desde la caída del régimen teocrático.

Pasa el tiempo y cada vez está más cerca julio de 2011, fecha en la que expira el ultimátum dado por Barack Obama a sus oficiales para iniciar el regreso a casa. Los 30.000 americanos terminaron de desplegarse en el sur del país, pero de momento los resultados positivos siguen sin llegar. El refuerzo militar y las ofensivas sobre Helmand y Kandahar han provocado un «aumento de la violencia», según la ONU. Este aumento de violencia ha convertido a junio en el mes más sangriento para la OTAN, con 79 bajas, pero la peor parte se la llevan los civiles.

Afganistán no es Irak. Eso lo sabe bien Petraeus y así lo ha declarado en todas sus entrevistas desde que se hizo cargo del Comando Central estadounidense. Ni la insurgencia es igual, ni sus tropas son las mismas. En el país asiático es necesario liderar una coalición que en agosto se verá reducida por la salida de Holanda y a comienzos de 2011 sufrirá la retirada de Canadá.

La alianza está habituada al baile de generales -han pasado doce desde 2001- y «la estructura no sufre con los cambios. Son los equipos más cercanos los que se modifican. No olvidemos que cada país tiene sus 'caveats' (restricciones) y los respectivos gobiernos están por encima de cualquier mando», dicen fuentes consultadas de la Isaf (misión internacional de asistencia a Afganistán por mandato de Naciones Unidas). El denominador común es la prisa d por lograr avances que puedan justificar el inicio de la retirada.

A los problemas con sus aliados, el general deberá añadir las dificultades en la formación de las fuerzas de seguridad locales. Aunque los números indican que se cumplen los plazos de las unidades -134.000 soldados y más de 100.000 policías desplegados para octubre de este año-, Estados Unidos ha tenido que recurrir a milicias locales para asegurar las zonas más calientes.