Los republicanos critican la «extorsión» a la que Obama está sometiendo a BP

La cabeza más visible de British Petrolium en Estados Unidos subió ayer con rostro contrito a la palestra del Congreso, donde los legisladores le frieron a preguntas severas y algunos incluso pidieron su dimisión. Pero no por eso lograron arrancarle nada en claro de las operaciones, ya que de pronto parecía no saber nada de lo que ocurría en la plataforma Deepwater Horizon, hundida el pasado 20 de abril.

Armado con un cruce de e-mails entre quienes participaban en esas operaciones, el congresista Henry Waxman acusó a BP de buscar atajos para ahorrar tiempo y dinero, y comparó la codicia de la petrolera con los riesgos adoptados por Wall Street. Con su acento británico y el «paracaídas de oro» seguramente volverá pronto a Inglaterra «mientras los estadounidenses nos quedamos aquí con el vertido», le manifestó el congresista.

Nadie esperaba ninguna palabra cariñosa por parte del Subcomité de Energía del Congreso, por eso sorprendió tanto la intervención del republicano Joe Barton. «Estoy avergonzado de lo que ocurrió ayer en la Casa Blanca», entonó. «Creo que es una tragedia de la mayor proporción el que una corporación privada sea sometida a lo que yo llamaría una extorsión, en este caso de 20.000 millones de dólares -16.300 millones de euros-, con la participación del fiscal general. Le pido disculpas». Se refería al compromiso que le arrancase la víspera Barack Obama para garantizar en una cuenta corriente gestionada por terceros la cantidad necesaria para indemnizar a las víctimas.

El tejano, que goza de holgada mayoría en su distrito y ha recibido 1,5 millones de dólares -1,2 millones de euros- de la industria petrolera, ponía así de relieve las diferencias ideológicas fundamentales entre demócratas y republicanos.

Nuevas medidas

El hombre que ha sido designado por el Gobierno estadounidense para gestionar la catástrofe, el almirante Thad Allen, informó ayer de que BP está llevando a cabo la perforación de un pozo de alivio para contener el vertido a un ritmo más rápido del que estaba previsto. No obstante, dijo que no puede garantizar que esté terminado antes de las fecha prevista, en agosto. El vertido ya ha manchado 190 kilómetros de costa, amenaza las industrias pesquera y turística, y ha provocado las muertes de aves, delfines y otras especies marinas.