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Políticos en Facebook

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No tengo muy claro para qué sirven exactamente, pero como todo hijo de vecino ando apuntado a un par de redes sociales. O sea, el ágora o el patio de la esquina pero en versión de alta tecnología, todos a un paso, pero por internet. Eso me ha permitido entrar en contacto con amigos de la universidad a los que no veía hace la tira, recuperar a algunos viejos lectores y estar más o menos al tanto de lo que se cuece en los mundillos de la cultura pop donde me muevo.

Imagínense mi pasmo cuando el otro día me llega una solicitud de amistad nada menos que de nuestra alcaldesa. La acepto de inmediato, pensando que será alguien que tiene un foro dedicado a ella, o que será alguien que firma, a favor o en contra, con su nombre, en todo caso alguien encargado de llevar adelante la paginita en Facebook en vez de ella misma. Pero no, parece que de verdad es la página de Teófila Martínez, y hay ya casi dos mil personas que son sus amigas electrónicas.

Como todo está a un clic, ya digo, me pongo a curiosear no sólo entre los conocidos que somos ahora amigos interneteros de nuestra alcaldesa, sino para ver cuántos otros políticos de nuestro entorno y de más allá tienen la foto y la biografía resumida en la web. Y son montones de ellos. Quizá el tiempo de los blogs haya pasado y estemos en el principio de la era facebook o la era twitter: o sea, poder transmitir al mundo lo que estás pensando casi en tiempo real, para recibir de inmediato el feedback de quienes te siguen.

Y, oigan, no sólo no me parece mal, sino que me parece perfecto. El problema de nuestra clase política, sobre todo comparada con la clase política tal como nos la han vendido los británicos, es la falta de inmediatez, la carencia de relación directa entre el elector y el elegido. Dicen que Obama recaudó una pasta gansa gracias a que movilizó internet para financiar su campaña, y es bueno que a cambio podamos ponernos en contacto con nuestros políticos explicándoles de viva tecla qué nos preocupa y qué nos aqueja. Leernos por lo menos nos leerán, qué menos.