MÁS FÚTBOL

Milito encumbra al Inter de Mourinho

El Bayern propuso más pero se vio impotente para romper el extraordinario entramado defensivo de los lombardos El ariete argentino decidió con dos golazos una final de la 'Champions' que ofreció poco fútbol

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Gracias a un Diego Milito determinante, a un trabajo táctico concienzudo, a un sobresaliente entramado defensivo y a las limitaciones del Bayern Múnich, José Mourinho salió como un héroe del Bernabéu e igualó al austriaco Ernst Happel y al alemán Ottmar Hitzfled, ganadores también de la Copa de Europa con dos equipos diferentes. Seguramente, se marchó para volver pronto y dirigir a un Real Madrid al que su afición exigirá mucho más fútbol que al Inter, no sólo títulos. Pero ése será otro interesante debate.

De momento, el portugués emuló a Helenio Herrera, entrenador de aquel Inter de Suárez, Peiró, Facchetti o Mazzola que se coronó hace 45 años. Los italianos levantaron el mayor trofeo continental por tercera vez en su historia. Lo han ganado todo este curso extraordinario, pero su fútbol no enamora. Su propuesta futbolística es discutible pero sus triunfos, incontestables.

La final fue de Milito. Es un delantero de proyección tardía, pero un ariete extraordinario. No es de extrañar que Mourinho lo quiera para su futuro Real Madrid pese a que está a punto de cumplir 31 años y ha jugado, y ganado, su primera 'Champions'. Trabaja sin desmayo, se mueve, se ofrece, va bien de cabeza, es extraordinario al jugar de espaldas y exhibe calma ante el portero.

Fue un duelo decepcionante en un marco incomparable. Una batalla táctica entre dos clásicos en la que se echó de menos, y más después de lo visto, a algún representante español.

El gol que marcó la final define al Inter de hoy, de ayer y de casi siempre. Fue una acción de viejo manual, ejecutada a la perfección. Balón largo del portero, salto portentoso de Diego Milito, dejada de cabeza, desmarque rápido, buen pase de Sneijder y definición maravillosa, con amago incluido, que hizo perder el sitio a Butt. Hasta esa diana, pasada la media hora, el Inter apenas había inquietado, y el Bayern proponía más pero con menos recursos. Su posesión de balón alcanzaba el 63% y se descolgaba con más jugadores arriba.

Pero sólo Robben parecía capaz de romper el muro interista, con nueve jugadores siempre por detrás del balón y sólo Sneijder y Milito algo liberados. 'Mou' conoce como pocos a Robben, ya que lo tuvo a sus órdenes en el Chelsea, y supo cómo frenarlo. Colocó a Chivu en el lateral y le ayudó con Cambiasso y, si era preciso, el macedonio Pandev. En cuanto recibía, falta. Y como el árbitro no mostró tarjeta en la primera entrada dura de Chivu, miel sobre hojuelas para los italianos. Robben lo intentaba de todas las formas pero se iba agotando. Al contragolpe, el Inter se sentía feliz.

El duelo se animó en la reanudación. A Van Gaal no le quedaba otra que jugársela y apostó enseguida por Klose. Los 'neroazzurri' seguían a lo suyo. Agazapados y a la espera de hallar algún resquicio. Y lo encontró. Milito ganó metros, encaró a un Van Buyten que sólo reculaba y la cruzó con maestría. Ni con Mario Gómez, ni con toda la artillería pesada alemana, el Bayern tuvo capacidad de reacción. No hubo milagro.

No pudo repetir lo que hizo con el Ajax de Kluivert, Litmanen y compañía. Tras arrasar en Alemania (Bundesliga y Copa), su Bayern, que apeó a Manchester United y Olympique de Lyon, se queda sin la triple corona. El tulipán asumió la derrota con deportividad y felicitó a su antiguo alumno y ahora rival, José Mourinho.