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ADIÓS, MORO, ADIÓS

MARÍA ALMAGRO Actualizado: Guardar
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Ay Mohamed, qué dura es la partida. qué pena más grande cuando todo se apaga y hay que esperar un año más para que me hagas ese aliño en los pinchitos que tanto me gusta. para que nos pongas entre esas dos rebanadas el filetito a la plancha. ¡por qué, por qué!. «Pues porque todo lo bueno termina», interrumpe una cortadramas. Pero vamos, que menos mal que ya la han cerrado porque hay quien estaba empeñando ya a su suegra con tal de seguir. Lo fuerte es lo que me ha contado mi sobrino Paquito. Al parecer, unos colegas se han encerrado en la caseta municipal y dicen que no van a salir hasta que el Ayuntamiento no amplíe la feria a un mes. Uno ha empezado una huelga de hambre, pero a la japonesa. Asegura que va a comer todos los días patatas asadas de esas que rellenan con verdura para dos ensaladas. Sólo lleva un día y ya ha cogido tres kilos con tanto carbohidrato. Hay más casos. Yo sé de otra que está escondida en la noria. Se va a hacer allí una casita ilegal porque las atracciones no están incluidas en el PGOU. Dice que tiene unas vistas preciosas, que ya me invitará. Y El Titi, que se ha disfrazado de niña del exorcista en el pasaje del terror con tal de no salir. Dice que está como en casa, con pijama todo el día. En fin, que la feria se acaba aunque muchos se resistan. Habrá que volver el año que viene. Por lo menos para visitar a los que se han quedado. 'Los otros', les llaman ya, como a los de Amenábar. «En ocasiones veo a jartibles.», dice ya mi sobrino.